Boris Johnson reta a la oposición a presentar una moción de censura contra él
«¿Va a esquivar un voto de confianza sobre mí como primer ministro?», preguntó Johnson al jefe de la oposición

Tras la suspensión decretada por el primer ministro británico, Boris Johnson, y el fallo de la Corte Suprema de Reino Unido que lo declaraba ilegal, la vida volvió al Parlamento británico ayer a las 11.30 horas de la mañana.
A tiempo para presenciar el inicio de las sesiones parlamentarias en Westminster llegó el primer ministro, que tuvo que regresar antes de lo previsto de su viaje a Nueva York, donde dio su primer discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas justo después de conocer el fallo del Supremo.
Johnson aterrizó a primera hora en el aeropuerto de Heathrow bajo una oleada de críticas por usar para él solo un enorme avión con capacidad para más de 350 pasajeros, lo cual contrarrestaba con su participación en la Gran Manzana en la Cumbre sobre Acción Climática de Naciones Unidas.
El primer ministro, que sigue empeñado en que el Reino Unido salga de la Unión Europea el 31 de octubre con o sin un acuerdo de salida, se encontró entonces con los parlamentarios, que independientemente de su posición con respecto al divorcio, están de acuerdo en algo: una separación a las bravas es el peor escenario posible.
De hecho, llamó la atención que Geoffrey Cox, el consejero legal del primer ministro defendiera ayer mismo en la Cámara de los Comunes, durante la reapertura del Parlamento británico, que el Brexit sí se producirá el 31 de octubre, pero con un acuerdo con la UE.
Pero el plato fuerte de la reapertura llegó por la tarde, con una agresiva intervención de Johnson en la que acusó a los jueces de la Corte Suprema de «estar equivocados»y destacó que los ciudadanos «no quieren otro referéndum, lo que quieren y lo que exigen es que cumplamos la promesa que les hicimos a los votantes de respetar el primer referéndum. Y también quieren que sigamos adelante, dejar atrás el Brexit y centrarnos en el NHS (la sanidad pública), en los crímenes violentos y en la reducción del costo de la vida».
Johnson calificó de «fantasía» la posibilidad de que el resultado de una segunda consulta sea respetado, al igual que no se está respetando este. Lo que quieren los británicos es «honrar al primero», aseguró.
Ante el temor creciente a una salida sin acuerdo y a sus imprevisibles consecuencias, el primer ministro adelantó que las conversaciones con la Unión Europea para lograr un acuerdo están progresando, aunque sin dar más detalles al respecto.
Eso sí: Johnson aseguró que el 17 o 18 de octubre es posible que haya un nuevo acuerdo qué presentar ante la Cámara .
«Hay vida tras el Brexit»
Sobre todo, Johnson se comprometió a demostrar que «hay vida después del Brexit» y aseguró que no traicionará a los votantes. Además, acusó a algunos parlamentarios de haber acudido a los tribunales para bloquear la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
Lejos de bajar la cabeza ante el fallo que declara que cometió una ilegalidad, Johnson desafió a los partidos de la oposición a llamar a un voto de desconfianza si quieren unas elecciones generales y cargó duramente contra la Cámara: «No es solo que este Parlamento esté estancado, paralizado y se niegue a cumplir las prioridades de la gente. No solo es incapaz de avanzar. Es peor que eso: por puro egoísmo y por cobardía política, los miembros opuestos (al Brexit) no están dispuestos a apartarse y dar voz a la gente».
Tras la intervención de Johnson, el líder los laboristas, Jeremy Corbyn, indicó que las palabras del líder conservador «fueron 10 minutos de bravuconería de un peligroso primer ministro que cree que está por encima de la ley, pero que en realidad no es apto para el cargo que ocupa»y aseguró «que los laboristas estarán felices de respaldar unas elecciones tan pronto como Johnson acuerde extender el artículo 50».
«Mi hijo de cinco años»
Corbyn exigió a Johnson pedir perdón a la reina y a los ciudadanos por haber cerrado de forma ilegal el Parlamento. También con dureza reaccionó la líder de los demócratas liberales, Jo Swinson, que le recordó al primer ministro que «las acciones tienen consecuencias» y puso un ejemplo muy claro:
«Incluso mi hijo de cinco años sabe que si haces algo mal tienes que pedir perdón », dijo, y añadió que el primer ministro debería tener la humildad de pedir perdón por «engañar a la Reina y cerrar ilegalmente» la democracia.
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