A bordo del tren G4804 Wuhan-Pekín, un viaje de ciencia-ficción

Para protegerse contra el coronavirus, todos los pasajeros del tren de Wuhan a Pekín van pertrechados con mascarillas, gafas, gorros y guantes de látex y muchos llevan hasta monos especiales blancos. Separados del resto de viajeros en una puerta aparte de la estación de Wuhan, los pasajeros a Pekín deben presentar la prueba negativa del coronavirus y su código de salud QR en verde, así como el domicilio particular o el hotel del Gobierno donde harán la cuarentena de dos semanas en la capital. Cubriéndose el torso y la cabeza, una madre y su hijo visten una especie de traje "zentai" japonés que parece un disfraz de mosca o alienígena. Con 18 vagones, cada día parten de Wuhan hacia Pekín solo dos trenes de alta velocidad, ya que se ha limitado el número de viajeros a solo mil cada jornada para que el coronavirus no llegue a la capital china, donde vive el nuevo emperador rojo que es el presidente Xi Jinping. Además de mascarillas, gorras y guantes de látex, dos mujeres llevan viseras e impermeables de plástico para "blindarse" contra el coronavirus. Una madre y su hijo, pertrechados con trajes especiales de protección, incluso han forrado con un plástico sus asientos por miedo a que el virus se quede adherido a la tapicería y les infecte. Junto con su máscara, obligatoria en China, un pasajero se cubre las manos con guantes de látex para no tocar nada en el trayecto en tren de Wuhan a Pekín, ya que el virus puede permanecer en algunas superficies durante varios días. Pasajeros procedentes de Wuhan llegan a Pekín pertrechados con fantasmagóricos monos especiales de protección, la siniestra moda del mundo poscoronavirus. Al llegar a la Estación del Oeste de Pekín, a los pasajeros los recibe una legión de "astronautas" que los dividen para llevarlos a los distritos donde viven. Dependiendo de su distrito, los pasajeros son llevados en autobús a un centro de recepción desde donde son trasladados a su domicilio o al hotel designado por el Gobierno donde harán la cuarentena de dos semanas. El trato es muy amable en todo momento y hasta reciben una bolsa con comida. En este centro de recepción, ubicado en el parque de Chaoyang, los viajeros de dicho distrito son registrados y se les toma la temperatura antes de llevarlos a su domicilio o al hotel de la cuarentena. Para poder entrar en Pekín, los viajeros de Wuhan deben presentar, además de un documento de identidad, su prueba negativa del coronavirus en la última semana y el código QR de salud en verde, así como el lugar donde harán la cuarentena de dos semanas. Tras el registro, los viajeros son trasladados a su domicilio para que hagan la cuarentena o al hotel designado por las autoridades, pero que ellos deben pagar. Acaba así este viaje de ciencia-ficción a la capital china, adonde solo se puede llegar en tren desde Wuhan porque los vuelos directos han sido suspendidos para reducir el riesgo del coronavirus.