Bongbong Marcos se perfila ganador de las elecciones de Filipinas

A tenor de los primeros resultados, el hijo del dictador habría obtenido una victoria arrolladora con el doble de votos que su rival, Leni Robredo

Bongbong, el hijo del dictador Marcos, favorito en Filipinas

Además de elegir presidente, los filipinos votaron a sus representantes en el Senado y el Congreso y a sus gobernadores provinciales y alcaldes Pablo M. Díez
Pablo M. Díez

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A medianoche, antes incluso de que se anunciaran los resultados oficiales, tracas aisladas de fuegos artificiales ya empezaron a estallar sobre el cielo de Manila. Tal y como vaticinaban las encuestas, pero muchos se resistían a creer, el hijo del dictador Ferdinand Marcos , que tiene el mismo nombre y es conocido como Bongbong, se perfila ganador indiscutible de las elecciones de Filipinas celebradas este lunes.

A tenor de los resultados parciales y no oficiales que ofrecía a medianoche el Servidor de Transparencia de la Comisión Electoral, que representaban ya el 81,8 por ciento del escrutinio, Bongbong Marcos doblaba en votos a su más directa rival, la vicepresidenta Leni Robredo. Por sus 12,5 millones de votos, Bongbong llevaba 26,3 millones, lo que hacía imposible la remontada de Robredo a esa altura del recuento. De los 67,4 millones de electores registrados, Marcos puede obtener casi la mitad de votos tras una jornada de altísima participación.

Desde que los colegios electorales abrieron a las seis de la mañana, hasta que cerraron a las siete de la tarde, ante sus puertas se formaron larguísimas colas. Hasta tres horas tardaron en votar en el colegio Barasoain de Malolos, cerca de Manila. Resistiendo al intenso calor, la multitud se abanicaba con estoicismo oriental mientras esperaba su turno. A la afluencia de público se sumaba la complejidad de la papeleta-sábana de Filipinas, que incluye no solo a los diez candidatos presidenciales, sino a una larga lista de senadores, congresistas, gobernadores y alcaldes. En total, eran elegidos hasta 18.000 cargos públicos.

Disciplina

«Voy a votar por el presidente BBM, Bongbong Marcos. ¿Por qué? Porque he visto la era de Corazón Aquino», explicaba Pia Tan, ama de casa de 42 años refiriéndose a la viuda del asesinado líder opositor Benigno Aquino y primera presidenta democrática de Filipinas tras el derrocamiento del dictador. Como reacción contra su Gobierno y el de su hijo Noynoy, apostaba por darle «una oportunidad al siguiente Marcos porque lo que le haya enseñado su padre traerá seguro algo mejor a Filipinas». Reticente a hablar de la dictadura, contaba que «mi padre y mi madre vivieron esa época y dicen que fue muy buena por la disciplina de la gente. La mayoría de mis familiares tuvieron una vida buena durante la Ley Marcial. Puede que algunos la critiquen porque tienen algo malo detrás».

Ni siquiera la cleptocracia de los Marcos , estimada entre 5.000 y 10.000 millones de dólares (entre 4.727 y 9.455 millones de euros), disuade a sus partidarios. “¿Seguro que fue así? ¿Estábamos allí para verlo? Si realmente se llevaron el dinero, ¿crees que tendrían agallas de volver a Filipinas y llegar a ser gobernadores, como Bongbong Marcos en Ilocos Norte después de su regreso?”, cuestionaba Pia Tan la historia como viene haciendo en las redes sociales la campaña de Bongbong, acusada de desinformar y reescribir el pasado.

«Hay gente que ha luchado para que tengamos libertad y nos libremos de la dictadura de su padre y ahora llega un momento en que su hijo se presenta a las elecciones y algunos de los filipinos lo apoyan», reflexiona Nicole Miranda

Fuera de Filipinas, pocos entienden el éxito del hijo del dictador, depuesto en 1986 por la Revolución del Poder Popular. «En realidad, nosotros tampoco lo comprendemos del todo. Hay gente que ha luchado para que tengamos libertad y nos libremos de la dictadura de su padre y ahora llega un momento en que su hijo se presenta a las elecciones y algunos de los filipinos lo apoyan», se extrañaba Nicole Miranda, joven empleada de una multinacional europea . Para ella, la única explicación posible es que los seguidores de Marcos «reciben información falsa, pero eso es lo que creen y lo único que podemos hacer es oponernos».

Mientras Robredo tiene el apoyo de la clase media urbana, los universitarios y los empresarios, las masas pobres y rurales apoyan a Bongbong Marcos y su vicepresidenta Sara Duterte , hija del actual presidente, muy popular por su sangrienta guerra sucia contra las drogas. Una mano dura que, debido a la alta criminalidad, apoyan muchos filipinos, pero que se traslada incluso al ámbito del matonismo político.

Acoso a la oposición

Así lo ha sufrido A ndy Dugay, voluntario de Leni Robredo , haciendo campaña en la provincia de Ilocos Norte, bastión de los Marcos. «Es realmente muy duro hacer campaña por otro partido aquí porque sabemos que es territorio de Marcos. Vamos casa por casa y nos encontramos con acosos. A veces hay coches alrededor de nosotros, siguiendo al equipo», denunciaba el pasado fin de semana tras repartir sus folletos por Paoay. Aunque se quejaba de haber «sufrido mucha hostilidad», reconocía resignado que «esto es lo que hay».

«Una victoria de Bongbong será un desastre absoluto para Filipinas por su vuelta al expolio económico y el amiguismo», sostiene Vicente Rafael

Para Vicente Rafael, profesor de Historia en la Universidad de Washington y autor del libro 'The Sovereign Trickster' sobre el presidente Rodrigo Duterte, «una victoria de Bongbong será un desastre absoluto para Filipinas por su vuelta al expolio económico y el amiguismo». Como ya han advertido algunas consultoras internacionales, el profesor Rafael alerta de que «los inversores extranjeros serán precavidos al darse cuenta de que tendrán que rendirse a las extorsiones y demandas de sobornos por parte de los funcionarios del régimen». Además, pronostica que la alianza con Sara Duterte, maquinada por la expresidenta Gloria Macapagal Arroyo, «será una intensificación del autoritarismo, la corrupción y la guerra contra la droga».

En Navotas, uno de los arrabales más míseros de Filipinas, Bongbong sonríe desde un cartel electoral que cuelga de las chabolas, ante las que un grupo de niños juega a policías y yonquis con pistolas de mentira. Treinta y seis años después de ser derrocada, la dictatorial familia Marcos acaricia otra vez el poder en Filipinas.

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