Biden habla por primera vez con Xi y muestra tono combativo
El presidente estadounidense ha mostrado disconformidad por «la represión en Hong Kong, los abusos de los Derechos Humanos en Xinjiang y sus actuaciones cada vez más autoritarias en la región, incluida Taiwán»
Joe Biden ha mantenido en la noche del miércoles su primera conversación telefónica con su homólogo chino, Xi Jinping, desde que es presidente de EE.UU. La llamada es el pistoletazo de salida de una nueva relación diplomática entre los dos países que apunta a ser conflictiva.
La incipiente Administración Biden ha dejado claro que el gigante asiático es el principal desafío que enfrenta EE.UU. a nivel global, tanto desde el punto de vista económico como geoestratégico.
El comienzo de esta relación se produce después del mandato de Donald Trump, que buscó ser agresivo con China, en especial desde el ámbito comercial. El expresidente apretó a Pekín con aranceles y sanciones por abusos de Derechos Humanos. Biden no apunta a abandonar ese tono combativo.
Según un comunicado de la Casa Blanca, Biden «dejó clara su gran preocupación sobre las prácticas económicas coercitivas e injustas de Pekín, su mano dura en Hong Kong , sus abusos a los derechos humanos en Xinjiang y sus actuaciones cada vez más autoritarias en la región, incluida Taiwán».
El presidente de EE.UU. también expuso el carácter prioritario de «proteger la seguridad, prosperidad, salud y estilo de vida del pueblo estadounidense y de preservar una región Indo-Pacífico libre y abierta». Biden añadió su compromiso para cooperar con China cuando eso «sirva a los intereses de EE.UU. y de sus aliados».
En el comunicado no hay referencias a los aranceles ni a tratados comerciales. Pero, antes de la llamada, la Casa Blanca anunció que el plan de la Administración Biden era mantener las tarifas con las que Trump castigó a China y usarlas como posición de fuerza para la discusión de cualquier negociación comercial.
La agresividad de EE.UU. frente a China es un legado de la Administración Trump que Biden parece que va a respetar. Los primeros pasos de la relación diplomática entre el Gobierno de Biden y el de Xi así lo muestran. El presidente de China fue uno de los líderes internacionales con los que Biden no habló tras su victoria electoral el pasado 3 de noviembre. Y han transcurrido tres semanas desde su investidura como presidente de EE.UU. para que se materializara el primer contacto. Cuando se ha producido, no ha sido excesivamente amistoso.
Poco antes de la llamada, Biden visitó el Pentágono por primera vez como comandante en jefe y defendió que China es un «creciente desafío» militar para EE.UU. y anunció la creación de un nuevo grupo de trabajo en el Pentágono para producir una nueva estrategia de seguridad nacional frente al gigante asiático.
El comunicado del Gobierno chino advertía sobre el peligro de que las relaciones se tensen más. «La confrontación entre China y EE.UU. sería sin duda un desastre para ambos países y para el mundo», aseguró.
Según Pekín, Xi hizo un llamamiento a «restablecer» el diálogo pero, al mismo tiempo, advirtió a Washington de que los asuntos domésticos de China -y calificó así a cualquier consideración sobre Hong Kong, Xinjiang y Taiwan- que tienen que ver con la «soberanía china y su integridad territorial, EE.UU. debe respetar los intereses centrales de China y actuar con cuidado».
Ambos líderes mostraron su compromiso para cooperar en asuntos como la pandemia y el cambio climático, pero muchos de esos avances quedarán supeditados a las negociaciones comerciales y a las tensiones militares que se produzcan.
Biden y Xi forjaron una relación personal durante los muchos encuentros que ambos tuvieron cuando el actual presidente de EE.UU. era el vicepresidente de Barack Obama. Habrá que ver si esa sintonía -Xi calificó a Biden de «viejo amigo» en 2013- engrasa una relación diplomática que ha arrancado con tensión.