Biden: «Debemos demostrar que la democracia funciona para la gente»
El presidente de EE.UU. compareció este jueves en el Capitolio para ofrecer su primer discurso ante una sesión conjunta de las dos cámaras del Congreso
Joe Biden compareció este jueves en el Capitolio para ofrecer su primer discurso ante una sesión conjunta de las dos cámaras del Congreso como presidente de EE.UU.. La escena fue histórica y pandémica . Detrás de Biden había por primera vez dos mujeres, en las butacas correspondientes a los dos primeros puestos de sucesión en la presidencia de EE.UU.; la vicepresidenta, Kamala Harris , y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi . Enfrente de ellos, tribunas poco pobladas por las restricciones del Covid, con varios asientos de separación entre legisladores, mascarillas de todos los colores y ningún invitado en las galerías, con la excepción de la primera dama, Jill Biden, y del segundo caballero, Doug Emhoff.
El principal objetivo de Biden fue vender al pueblo estadounidense sus planes de gasto abultados, una agenda socioeconómica ambiciosa con la que busca transformar EE.UU. cuando el país apenas empieza a asomar la cabeza del pozo de la pandemia.
« Vengo a hablar de crisis y de oportunidad », dijo al principio de su discurso. La crisis, en su explicación, era triple cuando él llegó a la Casa Blanca «La peor pandemia en un siglo, la peor crisis económica desde la Gran Depresión y el peor ataque a nuestra democracia desde la Guerra Civil», dijo sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero por parte de una turba 'trumpista' que buscaba, precisamente, evitar que Biden fuera certificado como ganador de las elecciones presidenciales.
«Ahora, tras solo cien días, puedo informar a la nación de que América está otra vez en movimiento », dijo con tono triunfalista. «América está lista para despegar».
La campaña de vacunación, con un 53% de los adultos del país inmunizados, es una puerta a la esperanza. En el p lano económico y político, los avances no están tan claros. El despegue que busca Biden es a golpe de plan de gasto y de subida de impuestos. Nada más llegar a la presidencia, el Congreso aprobó el último rescate económico frente al Covid, de 1,9 billones de dólares . Lo hizo, al contrario de como prometió, solo con apoyo demócrata, sin entendimientos con la bancada republicana. Poco después, a finales de marzo, lanzó su plan de infraestructura y empleo, con un gasto de 2,3 billones de dólares.
Y ayer sumó otra nueva propuesta faraónica, un plan de gasto para familias de 1,8 billones de dólares , y del que se empezaron a conocer los detalles. Buscará proporcionar gratuidad para títulos universitarios de dos años en centros públicos; educación preinfantil pública para niños de 3 y 4 años; obligación de baja médica y baja maternal y paternal a nivel federal; aumento de los recursos para programas alimenticios para niños; partidas para subvención de cuidados infantiles; beneficios fiscales por hijos o extensión de subsidios médicos dentro de la Ley de Cobertura Médica Asequible, conocida como ' Obamacare '. Es decir, poner a EE.UU. un paso más cerca del estado de bienestar de otras economías desarrolladas, como sus aliados europeos o su vecino del Norte, Canadá.
Biden defendió ambos planes como una forma de volver a poner el acento en la clase trabajadora. «Mucha de la gente con la que yo crecí siente que no son tenidos en cuenta, olvidados y la economía cambia con mucha rapidez », dijo para justificar su plan de infraestructura y empleo, que asegura que es un «marco para construir América desde la clase trabajadora».
El presidente también aseguró que buena parte de su interés en la lucha contra el cambio climático es porque ve « empleos » en ello y, también, una forma de conseguir competir en el ámbito global. «No hay razón por la que las hélices de un aerogenerador no puedan ser fabricadas en Pittsburgh en lugar de Pekín. No hay razón por la que los trabajadores estadounidenses no puedan liderar al mundo en la producción de vehículos y baterías eléctricas», dijo.
«Que el 1% más rico pague lo justo»
La visión de país que emitió Biden es una en la que la acción de Gobierno impulsará transformaciones para mejorar el empleo, la educación o la sanidad de la clase media deteriorada, esa que en buena parte abrazó el mensaje populista de Donald Trump . Y una en la que pagan más la factura las rentas altas y las empresas, a quienes Biden busca subir los impuestos para sufragar sus propuestas socioeconómicas. «Ya es hora de que la América corporativa y el 1% más rico paguen lo que les corresponde», dijo Biden también con aroma populista. «Que simplemente paguen lo justo», insistió.
Una visión en las antípodas de sus adversarios republicanos, pero que ha ganado un hueco creciente en la sociedad estadounidense. «Debemos demostrar que la democracia todavía funciona , que nuestro Gobierno todavía funciona y que podemos hacer que funcionen para nuestra gente», dijo al final de su discurso.
Fue una intervención larga -por encima de la hora- y muy en clave doméstica, con menos referencias a la política exterior de lo habitual. Biden pidió unión a sus compatriotas para hacer frente al mayor desafío global que enfrenta EE.UU.: China . «Mirad, no podemos estar ocupados en competir entre nosotros para que nos olvidemos de la competencia con el resto del mundo para ganar el siglo XXI», dijo en referencia al gigante asiático.
El presidente también recuperó sus exigencias a cambios legislativos que considera urgentes y que se resisten en un Congreso polarizado - restricción al acceso a armas , reforma policial ante los casos de abusos a minorías- y pidió a los republicanos que empiecen a negociar una reforma migratoria amplia.
Biden llamó en el cierre de su discurso a la unidad, a la lucha de todos por un país « más próspero y más justo ». El camino que mostró para conseguirlo es uno al que muchos en EE.UU. se oponen: más Gobierno.
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