Las autoridades anuncian la muerte de uno de los principales comandantes de Abu Sayyaf
A Abraham Hamid se le acusa de estar detrás de un gran número de los secuestros de la milicia islamista filipina
Las autoridades de Filipinas han confirmado el fallecimiento de Abraham Hamid, uno de los principales comandantes de la milicia islamista de Abu Sayyaf y figura capital de un gran número de los secuestros del grupo.
«La muerte de Hamid es un gran golpe para Abu Sayyaf, ya que neutralizó a uno de sus bandidos notorios y degradará su capacidad de detectar y secuestrar a víctimas en el futuro», reconocía durante el fin de semana el portavoz regional del Ejército, Filemon Tan.
El deceso de Hamid se produjo durante un tiroteo con las fuerzas de seguridad de Malasia en aguas de Sabah, Borneo,
La organización islamista Abu Sayyaf nació en 1991 como una escisión del Frente Moro de Liberación Nacional. Su fundador, Abdurajak Abubakar Janjalani, era un clérigo que luchó en Afganistán, donde (asegura) conoció a Osama Bin Laden y sintió la llamada a una yihad global.
Desde su nacimiento, hace ahora un cuarto de siglo, el grupo ha sufrido una notable vuelta de tuerca interna, con numerosas muertes en su liderazgo . Entre las principales obras de su legado de terror se encuentra el atentado con explosivos contra un ferry en la bahía de Manila en febrero de 2004, donde al menos 116 personas perdieron la vida.
Ya en julio de 2014, su líder, Isnilon Totoni Hapilon, juraba lealtad a Daesh.
Ahora, el grupo armado ha convertido la extorsión en su seña de identidad: A finales del pasado mes de abril, John Ridsdel, un turista canadiense raptado siete meses antes por los radicales junto con los tres rehenes actuales, era ejecutado tras expirar el plazo de sus captores, que exigían 20 millones de euros por su entrega.
Posteriormente, los terroristas emitirían un ultimátum sobre la suerte de tres de los rehenes capturados junto con Ridsdel -el canadiense Robert Hall, el noruego Kjartan Sekkingstad y la filipina Marites Flor. El primero de ellos sería decapitado tras expirar el chantaje islamista, mientras que Sekkingstad y Flor acabarían siendo liberados.