La ausencia de España marca los festejos del Bicentenario de la Independencia Mexicana
El Gobierno de nuestra nación no fue invitado pese a que en la última visita de González Laya se prestó a «intervenir en los actos de celebración con eventos y reuniones»
En noviembre pasado se producía la primera visita de la entonces ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, tras la carta remitida por el presidente López Obrador al rey Felipe VI «en busca de un perdón por los abusos cometidos en la Conquista» que, según el propósito del canciller mexicano, «buscaba la reconciliación». Ante las preguntas de ABC, la ministra manifestó el año pasado que «todas las pesquisas estaban por definir», pero dio a conocer la intención de la intervención en los actos conmemorativos de celebración con eventos y reuniones. La propia Laya expresó su interés en viajar hasta México para crear lazos fraternos dentro del Bicentenario de la Independencia Mexicana, una efeméride quizá menos comprometida que la dispuesta por el 500 aniversario de la caída de Tenochtitlan (hoy Ciudad de México) a manos de los españoles después de tres meses de batallas.
Esta vez el evento por los 200 años sí ha contado con la ministra de Transición Ecológica de Francia, Barbara Pompili, a la que López Obrador agradeció que el país galo fuera que más objetos prehispánicos habría donado para mostrar «la grandeza de México» en una exposición sita en el Museo de Antropología inaugurada con motivo de la conmemoración. El presidente de Belice, la primera dama de Serbia, el ministro de Asuntos Exteriores de India o un comandante de los carabineros de Italia conformaban la pantagruélica comitiva diplomática que acudió a felicitar al presidente.
Finalmente, el acto conmemorativo, en la conmemorativa Plaza del Zócalo, fue seguido por embajador de España ante México, Juan López-Dóriga Pérez, pero ningún representante del Gobierno de Sánchez ha hecho acto de presencia. Tal y como han declarado el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, no ha recibido invitación alguna. El distanciamiento de las relaciones es palpable cuando se recuerda la suspensión de la Comisión Binacional, instituida en 1977 y que consistente en la presencia de varios ministros de las dos naciones hermanas. Aunque sí se ha llegado a plantear, no se ha celebrado tal reunión durante la Administración Obrador.
El presidente mexicano dio un discurso en el que ensalzó la entrada del Ejército Trigarante (que defendía la independencia). «Marcó para siempre nuestra separación política con España», afirmó. «No se cejó en hacernos valer cuando se defendió la patria ante intentos de reconquista que llevaban parejo la subordinación a la Monarquía Española», prosiguió en su comparecencia. Para finalizar con un «no olvidamos, es tiempo del perdón». Estas fueron las ocasiones en el reiterado discurso del mandatario mexicano que no nombró en exceso a España. Otras frases tipo «200 años desde que se liberó el yugo opresor o se terminó con siglos de represión y abusos» fueron otras de las sentencias con las que se retransmitió, mediante una voz en off, la representación de la Independencia Mexicana.
AMLO no perdió la oportunidad de alabar el papel de el Papa Francisco «porque es un buen cristiano defensor de los pobres» tras la recepción de su misiva para pedir perdón por los «pecados» cometidos por la Iglesia Católica en México.
Biden intervino mediante un vídeo pregrabado en el que remitía al acuerdo económico que une a los dos países y exclamaba: «Ya que no hay ningún amigo tan cercano como México». Como anécdota, después de la plática de un cosmonauta ruso que agradeció el estudio del espacio por los aztecas, Andrés Manuel alabó desde el púlpito el ofrecimiento del presidente ruso, Vladímir Putin, por querer «enviarle médicos para su recuperación del covid».
