Atrapados en Pyongyang

Tras la muerte de Warmbier, que pasó un año en coma, diez extranjeros siguen detenidos en Corea del Norte

Kim Dong Chul fue detenido por espionaje en octubre de 2015 REUTERS
Pablo M. Díez

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La muerte de Otto Warmbier , el joven estadounidense que estuvo preso en Corea del Norte por robar un cartel de la propaganda y pasó más de un año en coma, ha disparado las alarmas sobre los otros extranjeros detenidos en este país. Que se sepa oficialmente, son seis surcoreanos, tres estadounidenses y un canadiense condenados o acusados de espionaje. Retenidos por el régimen más opaco del mundo, han sido juzgados sin las más mínimas garantías legales. De tres de ellos se desconoce la identidad.

El primero es Kim Dong-chul , misionero surcoreano de 62 años nacionalizado estadounidense que enviaba ayuda humanitaria desde la zona económica especial de Rason, en la frontera con China. Detenido en octubre de 2015, fue condenado en abril de 2016 a diez años de trabajos forzados por espionaje. Obligado a confesar en televisión, reconoció entre lágrimas que espiaba para «elementos conservadores de Corea del Sur".

Otro de los estadounidenses detenidos es Kim Sang-duk , un profesor también de origen surcoreano que daba clase en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Pyongyang, un centro privado fundado con capital extranjero en 2010 y de inspiración cristiana. Además, colaboraba con un orfanato. Conocido como Tony Kim, fue arrestado en abril, cuando iba a dejar el país, y está acusado de «actos hostiles».

El tercero es Kim Hak-song , otro misionero surcoreano con pasaporte estadounidense que trabajaba en la misma universidad que el anterior, donde dirigía su granja experimental. En mayo, mientras viajaba en tren a China, fue detenido por «actos hostiles».

Junto a ellos, el régimen retiene a Hyeon Soo-lim , un misionero canadiense nacido en Corea del Sur. Detenido desde febrero de 2014, cuando tenía 60 años, cumple cadena perpetua de trabajos forzados por «intentar derrocar al régimen».

Además, seis surcoreanos se hallan en manos de Pyongyang. Tres de ellos son misioneros condenados a trabajos forzados de por vida por espionaje. Mientras el primero, Kim Jung-wook , de 52 años, fue arrestado en octubre de 2013, los otros fueron detenidos en septiembre de 2014. Uno de ellos, Kim Kuk-gi , de 61 años y natural de Daejeon, dirigía una iglesia clandestina en Dandong, en la frontera con China, y fue apresado en Pyongyang. El otro, Choe Chun-gil , de unos 56 años, era de Chuncheon y llevaba desde 2003 viviendo en China, en cuya frontera fue capturado.

Como Corea del Norte no reconoce al Sur, no han podido ser visitados por los diplomáticos extranjeros que se encargan de los asuntos consulares de otros países en Pyongyang , por lo que no se sabe nada de ellos. «La comunidad internacional debe reconocer que Corea del Norte es un agujero negro para los derechos humanos de sus ciudadanos y de los extranjeros», ha denunciado en un comunicado el subdirector para Asia de Human Rights Watch, Phil Robertson, tras la muerte de Otto Warmbier.

Para impedir que los demás extranjeros detenidos acaben como él, sus países intentan conseguir su liberación. Pero el régimen estalinista de Pyongyang suele utilizarlos como moneda de cambio. Buena prueba de ello es el viaje que protagonizó en 2009 el expresidente estadounidense Bill Clinton , quien se entrevistó con el «Querido Líder» Kim Jong-il , padre del actual dictador, para liberar a dos periodistas americanas condenadas a trabajos forzados por cruzar ilegalmente la frontera con China.

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