Armin Laschet, un conservador moderado dispuesto a pactar con Los Verdes

A menudo ha sido considerado como un moderado cercano a Merkel, de quien quiere seguir la estela

Quién ha ganado las elecciones en Alemania

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Es un europeísta convencido, inclinado a seguir ayudando a los países del sur de la UE, y un ferviente defensor de las políticas de acogida e integración , en el más puro estilo de Angela Merkel. Católico de 59 años, de expresión afable y ajeno a los tics nacionalistas del que ha sido su competidor por la candidatura electoral, el bávaro Markus Söder , no tiene, en cambio, tanto tirón electoral en las encuestas y basa su estrategia en una moderación que posibilite la formación de gobierno con Los Verdes , segundo partido más votado. Armin Laschet gobierna desde 2017 la región de más poblada de Alemania, Renania del Norte-Westfalia, con 18 millones de habitantes, donde ha tenido que hacer frente en primera línea a la pandemia y donde ha ganado una experiencia de gobierno que podría serle muy útil para hacerse cargo de la responsabilidad ejecutiva federal. No ha destacado por su mano dura y su falta de determinación en la gestión de la crisis sanitaria le ha valido múltiples críticas.

A menudo ha sido considerado como un moderado cercano a Merkel , de quien quiere seguir la estela. «Una ruptura con Angela Merkel sería exactamente una mala señal», ha declarado en reiteradas ocasiones, pronosticando que esto daría vía libre a los ecologistas, los principales rivales de la CDU en los próximos comicios. Este padre de tres hijos fue uno de los pocos que apoyó sin reservas a la canciller en su decisión de acoger cientos de miles de refugiados de Siria y Afganistán en 2015. Sus convicciones sobre este tema vienen de hace tiempo. Su política de integración liberal, cuando era ministro regional en 2005, le valió el apodo de «Armin el turco» dentro de la CDU. Defiende que la diversidad étnica no es «una amenaza, sino un reto y una oportunidad», según declaró en 2009.

Este experiodista se presenta también como «europeísta entusiasta». Tras cinco años en el Bundestag, ejerció como eurodiputado entre 1999 y 2005, especializado en política internacional y cuestiones de seguridad. Tanto en su trabajo en la UE como en la conferencia de presidentes, que reúne a Merkel y a sus ministros con los presidentes de los Bundesländer, a menudo sobresalen sus cualidades de conciliador , aunque su imagen de responsable «indeciso» le pasa a veces factura, según afirmaba recientemente el diario Süddeutsche Zeitung en referencia a su baja popularidad. Según un sondeo publicado por la cadena de televisión pública ZDF, solo el 28% de los alemanes estima que tiene la talla política de un canciller.

Renovación

Durante la primera ola de la pandemia, Laschet rechazó las restricciones estrictas, pero después reaccionó a la evolución de los contagios e impuso el primer confinamiento local del país , tras detectarse un gran foco de infecciones en un matadero. También fue duramente criticado cuando afirmó que eran los trabajadores de esta empresa procedentes del este de Europa quienes habían traído el virus. Se tuvo que disculpar. Y fue blanco de acusaciones de nepotismo, cuando su gobierno regional compró máscaras y equipos de protección fabricados por una empresa textil local, de la que había hecho publicidad en su blog su hijo Johannes, un «influencer» de moda.

Laschet fue elegido como presidente de la CDU, durante el último congreso del partido , celebrado el pasado mes de enero, defendiendo en su discurso que «sólo ganaremos las elecciones si seguimos siendo fuertes en el centro de la sociedad», contra quienes proponían un giro a la derecha para restar votos al extremismo de Alternativa para Alemania (AfD). En ese mismo discurso recurrió a sus orígenes humildes, recordando que nació como hijo de un minero de Aquisgrán, una ciudad cercana a la frontera con Francia y en un estado federado industrial y obrero del que ha llegado a ser presidente. «Antes de venir aquí, mi padre me dio su chapa de identificación de la mina como talismán», mostró a los delegados del partido la placa con el código 813A1, que su padre llevaba al cuello mientras trabajaba para poder ser identificado más fácilmente en caso de accidente. «Tal vez no sea el hombre de la escenificación perfecta, pero soy Armin», dijo, poniendo en valor su credibilidad política y su entrega de décadas a la CDU, además de la confianza y seguridad que ha generado en el electorado.

Jurista de formación y tras haber pasado por prácticamente todas las instancias de la estructura del partido, conoce la CDU muy bien desde dentro, carece de enemigos declarados y es percibido como un hombre del partido de toda la vida. Las ideas de renovación o giro están en las antípodas de su imagen y genera ese tipo de tensión baja tan característico de la era Merkel, pero el proceso de selección de candidato ha sido tan encarnizado que Laschet tendrá que optar entre curar heridas o eliminar a quienes se lo pusieron tan difícil, manifestándose incluso a favor de un candidato de otro partido, Markus Söder, y afeando su centrismo como defecto. Deberá además lograr un equilibrio entre su lealtad a la herencia de Merkel y la renovación necesaria después de 16 años.

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