Argentina pasa de puntillas por la cesación de pagos

Los acreedores privados y el Gobierno «perokirchnerista» coincidieron en aplazar el pago de un vencimiento, de más de 500 millones de dólares (unos 460 millones de euros) que arrastraba desde abril

El presidente argentino, Alberto Fernández, esta semana en una fábrica de coches en la provincia de Buenos Aires AFP

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Argentina, con sus deudas, siempre tiene otra oportunidad. A veces, no llega a tiempo pero no es el caso. Del «default virtual» (cesación de pagos) reconocido por Alberto Fernández, hoy viernes pasó al «default técnico» (sin consecuencias dramáticas) y acordó una «prórroga» para seguir renegociando la reestructuración de la deuda. Dicho de otro modo, los acreedores privados y el Gobierno «perokirchnerista» coincidieron en aplazar el pago de un vencimiento, de más de 500 millones de dólares (unos 460 millones de euros) que arrastraba desde abril y continuar con las conversaciones, hasta junio, para evitar la enésima bancarrota de la segunda economía de Sudamérica.

El ministro de Economía, Martín Guzmán , con el guiño del FMI y las instrucciones del Presidente, evitó la catástrofe para un país que este año, según las previsiones, perderá el 10% de su PIB como efecto «colateral» de Covid-19 . En un comunicado, difundido la madrugada pasada, anunció que se «extendió por un periodo adicional el vencimiento de la invitación» (sic) que hizo a los tenedores de ciertos bonos, como los que vencían ayer. La fecha límite para alcanzar un acuerdo definitivo (adaptable según las circunstancias) será el 2 de junio, «salvo que se extienda por un periodo adicional» o finalice «anticipadamente» la «invitación» al canje de deuda vieja por otra nueva.

Guzmán insiste en su propuesta, aceptada por menos del 20% de los acreedores, de suspender durante tres años el pago de la deuda, rebajar los intereses de la misma del 7 al 2,3% y comenzar a cumplir con sus obligaciones financieras transcurrido el tiempo mencionada que, según su teoría, permitirá al país recuperarse y volver a crecer.

Segundo aplazamiento

El aplazamiento de ayer es el segundo de unas negociaciones en las que, se ve que la experiencia a veces sirve de algo, coinciden Cristina y Alberto Fernández. Vicepresidenta y presidente tiran de todos sus contactos para evitar caer, en sentido pleno, en cesación de pagos. Evitar ese escenario, contenido con el consenso de aplazamiento de las partes, es el objetivo de un Gobierno que parece consciente de que un «default» tradicional y el impacto del coronavirus terminarían de hundir Argentina.

El caballo de batalla de las negociaciones es la oferta oficial del Gobierno de canjear cada bono por 40 centavos. Los acreedores la rechazan y algunos exigen hasta 60 centavos por título. El Gobierno empezó a hablar de «enmendar» la propuesta, un eufemismo para evitar confesar que habrá una mejora. En eso están desde el pasado mes de abril, mes en el que se acordó el primer aplazamiento de los tres bonos que vencieron ayer pero que, de momento, no le pasarán factura real (en sentido tradicional) del «default» a Argentina. La idea es, además de llegar a un acuerdo, evitar cualquier parecido con la fiesta que se montó en el Congreso a fines del 2001 al declarar la cesación de pagos.

Para dar por cerrado con éxito el canje de deduda el Gobierno necesita la aceptación en torno al 85 por ciento.

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