Andrés Allamand: «Chile supo canalizar el estallido social con una respuesta democrática e institucional»
El canciller chileno, de paso por Madrid, se muestra sorprendido ante el clima de «polarización política» que se respira en «España»
El ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Andrés Allamand, lo dice sin dudar: «No veo posible que en algún lugar de Chile se erradique el español de los colegios, y espero que no ocurra en España». Su escala en Madrid, destino final de una gira que incluyó París y Bruselas, le permitió asistir al debate de los presupuestos generales del Estado en el Congreso. Sorprendido, observa el clima de «polarización política» que se respira en «España», un fenómeno que también aprecia «en Chile y Estados Unidos». Hombre con perfil de futuro candidato presidencial, no cree que el estallido social del 2019, «haya afectado al prestigio de Chile».
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Abogado de 64 años y larga trayectoria política, explica –en la Embajada de Chile donde recibe a ABC- el «proceso constituyente» que aborda su país, y califica, sin medias tintas, de «dictadura pura y dura» el régimen de Venezuela.
¿Cree que el estallido social afectó la imagen que había de Chile en el exterior?
Chile tiene un prestigio bien ganado desde la recuperación de la democracia (1990) . En tres décadas redujimos la pobreza, que estaba por encima del 60 por ciento, a menos de un 8 por ciento; tenemos el índice de desarrollo humano mas alto de la región, los menores niveles de corrupción, y hemos generado una clase media que es la columna vertebral del país. No creo que el estallido social «afectará» nuestra imagen. Ese estallido fue una voz de alerta para muchos países porque refleja que nadie está inmune al malestar que incuba la sociedad. Es lo que yo llamo, la trampa del progreso, porque este genera un aumento de las demandas sociales, crea una ciudadanía más vibrante y exigente.
Las demandas de los chilenos son históricas, pero, ¿a qué atribuye que le explotaran al presidente Piñera y no a sus antecesores como Eduardo Frei, Ricardo Lagos o Michelle Bachelet?
Hay una idea instalada de que los chilenos aprobaron de forma mayoritaria ese plebiscito pero sólo fue a las urnas la mitad del padrón, y de éste, el 78 por ciento fue el que decidió redactar una Constitución nueva (la actual era de la etapa de Augusto Pinochet).
Chile, tradicionalmente, no tiene una altísima participación electoral. En este caso, fue muy por encima de las últimas elecciones. El resultado fue muy contundente a favor del proceso constituyente. En abril entramos en la segunda fase, elegimos una Convención Constituyente que tiene un rasgo innovador y valioso: será paritaria, igual número de mujeres que de hombres. El trabajo se realizará en 9 meses con posibilidad de extenderlo hasta doce. Después, se concluirá con un referéndum ratificatorio.
Aún así, el mes pasado, hubo protestas en la calle y pedidos de renuncia del Presidente Piñera.
Subsisten expresiones de violencia de grupos organizados, pero el respaldo que tienen de la opinión pública es minoritario. Hace un par de semanas, un grupo de parlamentarios presentó un proyecto para adelantar el fin del mandato del presidente Piñera. Fue rechazado casi por unanimidad. En marzo del 2022 habrá elecciones. Cuando termine el gobierno del presidente Piñera se cumplirán 32 años de democracia. De estos, en 24 gobernaron coaliciones de centro izquierda, y en 8 de centro derecha.
¿Considera fiables las elecciones de Venezuela?
Van a tener el repudio absoluto de la comunidad internacional. Son ilegítimas, no cumplen con ninguno de los estándares exigidos de unas elecciones democráticas, libres y transparente. Lo comenté con Josep Borrell en Bruselas. No se le va a atribuir, bajo ninguna circunstancia, legitimidad.
¿Considera Venezuela una dictadura?
Dictadura dura y pura. Con todas sus letras.
¿Y a Cuba y Nicaragua?
Cuba se inscribe en el mismo registro. Nicaragua tiene un proceso diferente. Hay mucha preocupación por la deriva que está tomando. La oposición hace ver rasgos autoritarios crecientes del régimen de Ortega, la OEA tiene un ojo puesto en esa evolución… No queremos, bajo ninguna circunstancia, que esta anomalía que es Venezuela pudiera tener imitaciones.
También hay polémica por la destitución de Martín Vizcarra en Perú. Algunos lo consideran un golpe institucional. ¿Cuál es su análisis?
Valoramos que, finalmente, ese proceso se encauzara institucionalmente. Fue canalizado a través de los mecanismos que contempla la Constitución.
En Bolivia también se llegó a un desenlace de la crisis arrastrada desde el pasado año. ¿Cree que hubo fraude en aquellas elecciones, como advirtió la OEA?
Los antecedentes que se esgrimieron en esa oportunidad por diferentes organismos internacionales me parecieron contundentes. Ahora, el proceso se reencauzó, y en las ultimas elecciones no hubo irregularidades.
Bolivia insiste en reclamar como territorio soberano la salida al mar por Chile. ¿Sería partidario de hacer un referéndum?
Para Chile, la aspiración marítima boliviana es un capítulo, objetivamente, cerrado en la Corte Internacional de Justicia (La Haya). El fallo fue categórico, Chile no tiene obligación de negociar esa salida al mar. Entendemos esa aspiración, pero no tiene fundamento jurídico. La controversia está cerrada.
Al primer presidente latinoamericano que llamó por teléfono Joe Biden fue a Sebastián Piñera. ¿Cree que las relaciones con Estados Unidos van a ser mejores o peores que con Donald Trump?
Prefiero que Estados Unidos esté involucrado en la solución de los problemas globales y no aislado de estos. Vemos con muy buenos ojos que la Administración Biden haya anunciado que EE. UU retornará al acuerdo de París, tiene un compromiso fuerte con el cambio climático. Al mundo le conviene mucho más un Estados Unidos involucrado, trabajando con sus aliados naturales como la UE y la mayoría de países de América Latina, que relegado y dando la espalda.
Biden aún no se pronuncia sobre Venezuela. ¿Apoyaría su gobierno una intervención militar de EE.UU.?
Fue un manifiesto error de la diplomacia americana plantear que en Venezuela «todas las opciones estaban arriba de la mesa», porque esa fue la frase pronunciada. Daba a entender que era viable una intervención militar. Chile la rechazó de forma categórica desde el principio. Venezuela debe tener una salida democrática resuelta por los venezolanos. Una oposición cohesionada contribuye mucho más a la restauración democrática, y lo mismo digo desde el punto de vista internacional.
Así pasa el tiempo y Venezuela parece que no tiene solución…
Lo único que la comunidad internacional y la oposición venezolana no pueden hacer es bajar los brazos. El camino es complejo. Algunos pensaban que el régimen de Maduro se iba a derrumbar, pero ya han visto que sus vaticinios no se cumplen. Hay que tener un frente internacional común que empuje a una salida democrática y una oposición cohesionada. Esa combinación es la que genera que la aguja se mueva en la dirección correcta.
Llega a Madrid el día que se aprueban los presupuestos generales del Estado. ¿Qué impresión se lleva?
Uno de los problemas, que también nos afecta a nosotros, es tener una democracia bajo la polarización política. Esa polarización la vimos en Estados Unidos en los últimos cuatro años y en estas elecciones. Sobre España, la primera regla de un canciller es no inmiscuirse en los asuntos internos de otro país. Antes, estuve presente en el debate de los presupuestos y… la verdad, a los ojos de un extranjero, la polarización se percibía… y con la agudeza del lenguaje propio de los españoles…
Hablando de lenguaje, ¿usted cree que en Chile se podría imponer una ley de educación que no hiciera obligatorio el castellano en los colegios para imponerse el quechua, mapuche o cualquier otro?
No, no creo que esa norma pudiera tener viabilidad política en Chile. Habrá un avance para hacer posible una educación bilingüe, pero que en algún lugar de Chile se erradique el español no lo veo posible, y espero que no ocurra en España.
¿Qué imagen tienen en Chile del Rey Felipe?
Creo que no me equivoco si digo que la imagen del Rey en Chile, como en el resto de la región, es muy positiva. Hay una trayectoria de enorme contribución al funcionamiento del sistema democrático español de la Monarquía –sé que algunos sectores en España no comparten esta visión-, pero creo que también hay una contribución en España muy importante a los lazos de Iberoamérica.
¿Distinguen la imagen de Don Juan Carlos con la del Rey Felipe?
Los que siguen con mas atención la política española, sí. Hoy, hay una mayor valoración del Rey Felipe. Se ve una institución que aporta al funcionamiento democrático español, que tiene una preocupación seria por muchos temas, incluso ambientales… Ese rol en una Iberoamérica viva también es muy importante. Desde Chile nos interesa una Europa fuerte, que tenga autonomía estratégica, que juegue un rol en el panorama mundial y fortalezca la alianza natural del Viejo Continente y de España que es América Latina. Vemos que el rey juega un rol en esos tres elementos, contribuye al funcionamiento de la democracia, a tratar asuntos globales como el cambio climático, y empuja la idea de una Iberoamérica viva. Que asista a todos los cambios de mando de todos los países de Latinoamérica es mucho más que una simple señal formal, es una expresión de compromiso con Iberoamérica.
China controla ahora la mitad de los servicios de distribución eléctrica…
China es nuestro principal socio comercial. El 35 por ciento de nuestras exportaciones van a este país. Tenemos una política de puertas abiertas y no discriminación con la inversión extranjera. Dicho esto, una empresa española (Naturgy) resolvió vender sus activos en CGE (Compañía General de Electricidad) a una empresa china (State Grid International Development). ¿Qué nos gustaría? Que hubiera mayor presencia europea en América Latina. Europa debe tener una expresión autónoma en este conflicto de Estados Unidos y China, pero, sobre todo, tiene que jugar un rol más destacado en aquellos lugares del mundo donde, por ejemplo, la inversión española y la del bloque comunitario son bienvenidas.
Tres valoraciones rápidas: Bolsonaro, Grupo de Puebla y Foro de São Paulo.
Están en las antípodas. Siento que el Foro de São Paulo ha decaído en presencia, al grupo de Puebla lo vemos como una agrupación de fuerzas de izquierda, y Bolsonaro… tiene también un perfil muy propio… La relación que Chile tiene con Brasil va mucho más allá de quienes gobiernen.
¿Coincide con aquellos que apuntan a la mano del Grupo de Puebla y al Foro de São Paulo de estar detrás de las revueltas en Sudamérica?
Hablo por Chile, las causas del estallido fueron más bien internas que externas. No sé hasta donde estos grupos pueden tener la influencia que se les atribuye.
¿Cómo van a ser las relaciones de amor y odio entre Chile y Argentina?
Con Argentina tenemos amistad profunda. Significa que cualquier diferencia o divergencia la resolvemos con un criterio muy propio de la diplomacia, que es firmeza sin estridencia. Hablamos como amigos.
¿Está satisfecho por cómo se ha manejado la crisis del Covid en Chile?
Nadie puede sentirse satisfecho. Las cosas siempre se pueden hacer mejor, pero creo que la evidencia refleja que el manejo de la pandemia en Chile ha sido adecuado, y, sobre todo, en la proyección correcta.