Alivio en Roma y en Bruselas por la derrota de Salvini en Emilia Romaña

Los resultados regionales evitan un adelanto electoral en Italia, la inestabilidad, y el desafío a las normas de déficit y deuda de la U

Matteo Salvini, el pasado domingo AFP

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La derrota de Matteo Salvini en los comicios regionales de Emilia Romaña fue celebrada ayer en los mercados financieros con rebaja en la prima de riesgo, porque aleja el peligro de un adelanto de las elecciones generales y evita la inestabilidad que se podía haber creado en el ya de por sí frágil gobierno de Roma. Los mercados siempre se ponen en alerta por temor a que una victoria del populismo soberanista de Salvini lleve al gobierno de Roma a enfrentarse a Bruselas, sobre todo por el déficit presupuestario y la deuda pública.

Matteo Salvini encajó su primera derrota , pero piensa ya en la continuidad de su frenética campaña electoral para los comicios en otras 5 regiones ( Liguria, Véneto, Apulia, Toscana y las Marcas) para cubrir el mapa de Italia con los colores del centro derecha. Pero si quiere culminar esa permanente campaña con la llegada al palacio Chigi para convertirse en primer ministro, su gran sueño, tendrá que evitar los graves errores que ha cometido en estos meses.

Un profundo conocedor de Emilia Romaña como el cardenal Camillo Ruini, originario de esta región, expresidente de la Conferencia Episcopal, le aconsejó, en un encuentro que mantuvieron en noviembre, moderación si quería vencer. Era la premisa, la moderación y el pragmatismo, para lograr una victoria que hubiera tenido un alto valor simbólico. Emilia Romaña forma parte del «cinturón rojo» de una parte central de Italia, donde la izquierda, primero como Partido Comunista, y después a partir de la década de 1990 como centro-izquierda, ha dominado desde el final de la Segunda Guerra mundial. Pero llevado por su arrogancia, y convencido de que su victoria iba a ser por goleada, cometió un grave error de cálculo. El segundo que realiza en menos de seis meses. Después su dimisión como vicepresidente y ministro del Interior, en agosto pasado, en un intento de forzar elecciones generales y hacerse con todo el poder, el tiro le salió por la culata. El Movimiento 5 Estrellas y el Partido Democrático, hasta entonces enemigos jurados, se aliaron y crearon un gobierno de izquierda que camina con mucha dificultad y no ha hecho casi nada en el campo de las reformas económicas que necesita el país, pero por ahora ha logrado mantener a Salvini y fuera del poder.

La arrogancia de Salvini

Los errores de su campaña han sido notables, destacando entre ellos el horrible número mediático de llamar al telefonillo de la casa de una familia tunecina en un barrio de Bolonia, con la acusación de tráfico de droga, sin tener prueba alguna, lo que motivó una protesta diplomática de Túnez. «Ha tenido un comportamiento indigno», reiteró ayer el primer ministro Giuseppe Conte. Pero Salvini confesó que no se arrepiente de nada: «Volvería a hacer todo igual, incluso la llamada al telefonillo. Solo se ha pospuesto el cambio». Eufórico le ha respondido el ganador de las elecciones, Stefano Bonaccini, candidato del centro izquierda y miembro del Partido Democrático: «Esta región ha demostrado que si quieres sonar la campanilla (en referencia a Salvini y su llamada al telefonillo), no vienes aquí, la suenas en tu casa». Bonaccini logró el 51,4 % de los votos, a considerable distancia de la candidata de la Liga, Lucia Borgonzoni, que obtuvo un 43,7 % de votos. El PD vuelva a ser el primer partido de la región, con el 34,7 %, una primacía que le había sustraído anteriormente la Liga en las elecciones al parlamento europeo y el Movimiento 5 Estrellas en las elecciones generales de marzo 2018. Con este resultado exulta el secretario político del PD, Nicola Zingaretti: «El gobierno ahora es más fuerte y espero que se inicie una nueva fase reformista».

Viento a favor de la derecha

Matteo Salvini ha perdido la gran oportunidad de haber conformado un centro derecha para conquistar Emilia Romaña. Ha demostrado así un liderazgo mediocre, porque además de no lograr su objetivo de una gran victoria, ha reforzado y relanzado el polo adversario de centro izquierda. De todas formas, cabe destacar que el viento sopla a favor de la derecha italiana, que sigue siendo muy fuerte, hasta el punto de que por primera vez en muchos años en Emilia Romagna, la izquierda temió que el centro derecha se hiciera con el poder. Cinco son las pruebas claras que confirman este argumento. Primero, en esta región “roja” la Liga ha sido votada por un elector de cada tres y a nivel nacional supera el 30 %. En coalición con Fratelli d’Italia y Forza Italia hoy, de celebrarse elecciones generales, tendrían según las encuestas la mayoría parlamentaria. Segundo, en los últimos 20 meses la coalición de la Liga, Fratelli d’Italia y Forza Italia de Berlusconi conquistaron 9 regiones, ganando el domingo la décima (Calabria) y solo perdieron una, la de Emilia Romagna. Tercero, incluso en parte del muro del cinturón se adentra la Liga, que triunfó en octubre en la región central de Umbria. Cuarto, otro partido de extrema derecha, Fratelli d’Italia, que lidera Georgia Meloni, tiene un crecimiento constante de popularidad y llega ya al 11 % en los sondeos. Quinto, la caída libre en que está el Movimiento 5 Estrellas deja a la Liga como gran protagonista del populismo soberanista en Italia.

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