Alemania confina por Covid-19 el pueblo del «nido del águila», el refugio de Hitler

Las autoridades de Baviera ordenan el primer cierre por la pandemia de una localidad germana

Panorámica de Berchtesgaden ABC

Rosalía Sánchez

Lora y Steffen hacen las maletas a toda prisa. Estaban pasando, junto con sus cuatro hijos, esta segunda semana de las vacaciones escolares de otoño en el Hotel Edelweiss, en Berchtesgaden , un idílico pueblo de unos 7.000 habitantes a los pies de los Alpes desde el que a diario salen a hacer senderismo. Pero ayer por la mañana recibieron la notificación de la dirección del hotel: todos los huéspedes debían abandonar el establecimiento antes de las 14:00 horas, momento en el que daba inicio el confinamiento al que las autoridades regionales de Baviera han decidido someter al municipio . Se trata de un confinamiento similar al que hubo de sufrir España durante meses pero que nunca hasta ahora se había vivido en territorio alemán. «Esto es un atropello, no puedo dar crédito», protesta Steffen, «nos echan del hotel sin tener siquiera billete de tren de vuelta a casa». La población de Berchtesgaden no está menos asombrada que ellos. «Apenas lo supe fui a buscar a mi madre, que vive fuera del perímetro, para evitar que se quede sola y desatendida», admite Albert, que trabaja en una panadería de la Plaza de los Franciscanos, «dicen que los servicios de primera necesidad seguirán abiertos y creo que seguiremos haciendo pan, pero nadie explica cuánto va a durar esto y a mí me parece un experimento, están probando con nosotros antes de ordenar más confinamientos en Alemania».

Berchtesgaden es conocido porque los senderos que parten de su valle llevan a lo que fue durante el Tercer Reich el «nido del ágila», el Berghoff de Hitler, que además de residencia de verano del Führer sirvió de sede efectiva del gobierno durante parte de la II Guerra Mundial. Su cercanía a Austria y a Italia es sin duda uno de los motivos por los que el incremento de casos de coronavirus registrado en esta circunscripción ha alcanzado los 272,8 por cada 100.000 habitantes en siete días , según datos de las autoridades regionales. Restaurantes, guarderías y escuelas quedarán cerrados desde hoy y durante dos semanas. Los residentes en la zona solo podrán abandonar sus domicilios por razón justificada o para ir al trabajo, a comprar bienes de primera necesidad o a hacer deporte al aire libre, aunque solo en compañía de personas con las que convivan. La decisión fue anunciada a última hora del lunes y los 2.500 turistas que según los responsables de turismo locales se alojaban en ese momento en el pueblo han sido obligados a abandonar el área confinada en cuestión de horas y en medio de una gran confusión. El jefe de gabinete del gobierno regional de Baviera, Florian Herrmann, ha admitido que no está previsto hacer test antes de que se marchen y apeló a su «responsabilidad personal» para someterse a esa prueba tras llegar a su lugar de residencia habitual. «Comprendemos las dificultades para muchos visitantes, pero la decisión está justificada, no solamente por la proporción de contagios, sino también porque estamos teniendo serios problemas para rastrear las infecciones hasta la fuente», dijo el jefe del departamento local de salud, Wolfgang Krämer.

Efectivos del ejército alemán llegarán hoy para ayudar a la oficina del distrito a rastrear las cadenas de infección y para garantizar que se cumple el confinamiento. «Lo más importante ahora es que la población apoya las restricciones. Esperamos que esto pase pronto y que se pueda reabrir las escuelas el 9 de noviembre, después de las vacaciones de otoño», apacigua Krämer, que informa que actualmente hay 260 casos confirmados de coronavirus en el distrito, de los que 169 pacientes han mostrado síntomas como tos y fiebre y el resto son asintomáticos. En la clínica de Bad Reichenhall, dos casos sospechosos y doce casos confirmados se encuentran en planta, mientras que dos pacientes son tratados y ventilados en unidades de cuidados intensivos. «Estamos todavía lejos de alcanzar el límite de capacidad, pero más vale prevenir antes de que sea demasiado tarde», saluda la medida Bernd Witte, miembro de la dirección del centro y que considera que no hay que esperar a que los hospitales estén desbordados antes de atajar los contagios.

En gran parte de Baviera, se aplican ya restricciones particularmente duras, en comparación con el resto de Alemania. 36 pueblos y ciudades bávaros han superado el valor umbral de 50 infecciones por cada 100.000 habitantes en una semana, y otros 26 el valor de advertencia de 35 infecciones. Eso supone casi dos tercios del total de los 96 distritos y ciudades independientes de Baviera. El gobierno bávaro ha pedido en Berlín normas más duras y unitarias para todo el territorio alemán, pero los presidentes de otros Bundesländer se han negado en redondo y hay zonas, como las ciudades estado de Berlín y Hamburgo, donde un confinamiento semejante parece todavía impensable y despertaría grandes protestas populares. «No entendemos este cierre tan abrupto, aquí también deberíamos protestar y los tribunales nos darían la razón si presentásemos una demanda», reaccionó Angela Inselkammer, presidenta de la Asociación de Hoteles y Restaurantes de Baviera Dehoga. «para evitar una mayor propagación, ciertamente sería más productivo dejar que los huéspedes sigan en los establecimientos con medidas probadas de higiene y hacerles un test antes de irse, en lugar de causar esta estampida cuyas consecuencias nadie podrá controlar».

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