Un alcalde brasileño le entrega las llaves de su ciudad a Dios
El edil tuvo que rectificar ante la presión popular para que retirara el decreto
El alcalde del municipio de Guanambi , en el estado de Bahia, al noreste de Brasil, aprovechó su investidura para entregarle las llaves de la ciudad a Dios, una decisión que tomó por decreto, publicado en el Diario Oficial con caracter «irrevocable». «Declaro que esta ciudad le pertenece a Dios y que todos los sectores de la alcaldía municipal estarán bajo la cobertura del Altísimo», dice el decreto del alcalde Jairo Magalhães, titulado «Entrega de la llave de la ciudad al Señor Jesucristo».
«Declaro aún que todos los principados, potestades, gobernadores de este mundo tenebroso, y las fuerzas espirituales del mal, en esta ciudad, estarán sujetas al Señor Jesús Cristo de Nazareth», ordenó el religioso burgomaestre, militante del Partido Socialista Brasileño (PSB).
En su primer acto de gobierno, Magalhães revocó además, todos los pactos realizados por sus antecesores que hayan considerado otros dioses o entidades espirituales. Electo en octubre con más del 50 por ciento de los votos, en primera vuelta, Magalhães dirigirá una ciudad de 86 mil habitantes, en la que ya fue concejal, presidente de la compra legislativa y vicealcalde.
Sorprendido por la mala repercusión de su decisión soberana, en un país cuya Constitución lo define como laico, el alcalde emitió una nota informando que el decreto no tenía la intención de herir la laicidad y que se inspiró en el preámbulo de la misma Carta Magna. Un fiscal de Bahia, Rómulo Moreira, solicitó la anulación del decreto. Magalhães pidió disculpas a los que profesan todos los credos, y dijo que su obligación será «gobernar para todos».
Religión y constitución
La Constitución brasileña cita la protección de Dios en su preámbulo, pero determina en su artículo sobre los derechos fundamentales, la inviolabilidad de la «libertad de conciencia y creencia», asegurando «el libre ejercicio de cultos religiosos», así como «la protección a los lugares de cultos y sus liturgias».
El caso de Magalhães, sin embargo, no es aislado. En Río de Janeiro, la segunda mayor ciudad brasileña, fue electo alcalde el obispo evangélico Marcelo Crivella, que en su investidura le agradeció a Dios y a la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), mayor grupo religioso neopentecostal de Brasil y el que más ha elegido políticos en puestos clave en los últimos años.
La elección de Crivella en una capital siempre asociada a fiestas, tolerancia y al carnaval, es un símbolo del avance de las iglesias neopentecostales en la política brasileña y el avance de pautas conservadoras.
En el Congreso, el Frente Parlamentario Evangélico (FPA) está registrado y reconocido en la página del legislativo, con 181 miembros solidarios en la Cámara de Diputados , que representan un 35 por ciento del total. Esa representación evangélica sumada a las de otros grupos religiosos, llamó la atención durante el proceso de destitución de la expresidenta Dilma Rousseff, el año pasado, cuando una buena parte de los congresistas votaron en nombre de Dios, sin referirse a la causa concreta de su crimen de responsabilidad.
Brasil ya fue el mayor país católico del mundo y ahora es el principal con población neopentecostal, con un 26 por ciento, por encima del 19 por ciento calculado en Latinoamérica, según datos del Pew Research Center, en Washington. El último censo, en 2010, registró la baja de población católica, que cayó de 91,8% en 1970, al actual 64%.
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