La ONU acusa a los rebeldes y a Arabia Saudí de cometer crímenes de guerra en Yemen
La publicación de este informe se produce después de que los aviones de la coalición mataran a más de cuarenta niños en dos ataques aéreos en los últimos quince días
Yemen se desangra desde 2015 por culpa de una guerra en la que los expertos de Naciones Unidas ven «motivos razonables para creer que personas en el Gobierno y en la coalición podrían haber realizado ataques en violación de los principios de distinción, proporcionalidad y precaución que podrían equivaler a crímenes de guerra». Esta es la conclusión principal de un informe de 41 páginas elaborado por un grupo de expertos regionales e internacionales que, después de varios viajes al país, señalaron a la coalición militar internacional que lidera Arabia Saudí y secunda Emiratos Árabes Unidos (EAU), y que cuenta con el apoyo de Estados Unidos, de llevar a cabo unos bombardeos aéreos «contra áreas residenciales, mercados, funerales, bodas, prisiones, barcos civiles e incluso centros médicos» que han causado «la mayoría de las víctimas civiles directas» en un conflicto a punto de cumplir cuatro años y que deja 10.000 muertos.
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La publicación de este informe se produce después de que los aviones de la coalición mataran a más de cuarenta niños en dos ataques aéreos en los últimos quince días. La ONU asegura haber elaborado una lista confidencial con los nombres de los responsables de algunos de estos crímenes y anunció su próximo envío al Alto Comisionado para los Derechos Humanos. Los investigadores aprovecharon este trabajo para pedir a la comunidad internaciones que «se abstenga de seguir vendiendo armamento a las partes del conflicto», un mensaje directo a países como España, cuyo primer cliente de su industria militar es Arabia Saudí.
«Falta de imparcialidad»
Desde la coalición internacional que combate a los rebeldes, acusaron a la ONU de «falta de imparcialidad» y EAU recordó la importante de esta operación militar para frenar «la expansión regional de Irán». La guerra con mayúsculas en Yemen estalló en marzo de 2015, cuando una coalición árabe liderada por Arabia Saudí decidió atacar a los milicianos hutíes que se hicieron por la fuerza con el control del Gobierno de Saná. Los saudíes apoyaron desde el inicio a Mansour Hadi, elegido en 2012 presidente del país por consenso tras la salida de Ali Abdula Saleh y reconocido por la comunidad internacional. El objetivo de los saudíes es hacer frente a los hutíes, que son zaidíes, una confesión derivada del chiismo, aunque se les conoce como hutíes por el clan que lidera al grupo desde 2004, y representan a un tercio de los 24 millones ciudadanos de un país de mayoría suní. El conflicto sectario que afecta a toda la región se ha trasladado también a Yemen donde las autoridades de Riad, la gran potencia suní, tratan de evitar que una milicia chií, a la que acusa de estar respalda por Irán, se haga fuerte en sus fronteras.
Esta guerra ha derivado en un choque en el que el presidente del grupo de expertos de la ONU, Kamel Jendoubi, aseguró se produce « un desprecio absoluto por el sufrimiento del pueblo yemení ». Como ejemplos de este desprecio se señaló el reclutamiento niños soldado tanto por las fuerzas gubernamentales como por los rebeldes, a los que se ha usado para "participar activamente en las hostilidades". Además de suspender la venta de armas, la ONU también hizo un llamamiento a levantar el bloqueo que sufre Yemen para permitir el acceso «rápido y seguro de suministros humanitarios y otros bienes indispensables para la población civil y el movimiento de personas, incluido el aeropuerto de Saná, en cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario».