Un abogado de Viena reconoce su participación en el vídeo «en defensa de la sociedad civil»
La cuestión sobre quién ha podido causar este estropicio en vísperas electorales ha comenzado a resolverse en los tribunales
La ciudad de Viena hierve en especulaciones sobre la autoría del vídeo trampa y sobre la identidad de la mano que instaló en el chalet de Ibiza la cámara oculta que grabaría los desmanes del entonces candidato electoral del FPÖ, Christian Strache, en julio de 2017. Las imágenes de Strache, ofreciendo contratos públicos y favores institucionales a la que él creía que era la sobrina de un oligarca ruso dispuesto a financiar su campaña electoral, no solamente han partido por la mitad al partido de extrema derecha y antieuropeo FPÖ , sino que además han tenido como consecuencia la ruptura de la coalición entre conservadores y ultranacionalistas que gobernaba Austria, la convocatoria de elecciones anticipadas en septiembre y seguramente un cambio de resultado en las elecciones europeas. La moción de confianza que el parlamento austriaco votará el lunes sobre el canciller conservador Sebastian Kurz amenaza además, según palabras del afectado, con terminar en una «crisis de Estado». La cuestión sobre quién ha podido causar este estropicio en vísperas electorales ha comenzado a resolverse en los tribunales y ya hay un primer actor, el abogado de Viena identificado como «M.», que reconoce haber participado en la grabación del vídeo.
Según la declaración del protegido de Strache y portavoz del grupo parlamentario del FPÖ, Johann Gudenus, fue el abogado M. quien le puso en contacto con la falsa sobrina con la excusa de que buscaba una propiedad inmobiliaria en Austria para establecerse en este país. Los encuentros con ella, organizados por M., se prolongaron durante «muchos meses» y fue así como se fue creando la relación de confianza palpable en el video de la polémica. «El objetivo era desde el principio llegar a Strache a través de mí », ha reconocido en una entrevista Gudenus, que también admite que «debe haber más vídeos grabados» y que no alberga dudas sobre la complicidad de M.
M., por su parte, se ha hecho representar por un abogado, Richard Soyer, que en la tarde del viernes rechazaba todavía todas las acusaciones, pero que a primera hora de hoy ha reconocido que su defendido «participó en un proyecto motivado por la defensa de la sociedad civil en el que se tomaron medidas periodísticas de investigación». Su cliente fue movido solamente por «consideraciones democráticas legales» y recurrió «incidentalmente al uso encubierto de cámaras propio del periodismo de investigación para detectar delitos menores».
En la demanda interpuesta por Strache ante los tribunales, figuran cargos penales contra al menos tres posibles cómplices, según ha aclarado el abogado de Strache Johann Pauer: el abogado vienés M., el detective también de Viena Julian H. y la falsa sobrina oligárquica con pasaporte letón y cuya identidad no ha podido ser aclarada, por lo que aparece en la demanda como «perpetrador desconocido». En esta demanda constan también cuatro posibles delitos penales : uso ilegal de dispositivos de sonido y audición, falsificación de documentos públicos de identidad, engaño y procesamiento de datos audiovisuales con fines de lucro y lesiones.
Los medios de comunicación locales, ante estas declaraciones, no han tardado en atar cabos y relacionar el video ahora publicado con otros materiales ofrecidos durante la campaña electoral de 2015 y que contenían material potencialmente dañino, no solamente contra el FPÖ, sino también contra los conservadores del ÖVP, los socialdemócratas del SPÖ y la formación Neos, los más importantes partidos políticos austriacos. Los medios austriacos se negaron a publicar ese material. El jefe de campaña del SPÖ por entonces, Georg Niedermühlbichler, ha confirmado que «escuché rumores de que existían esas ofertas pero no llegué a ver ninguna imagen».
El único vínculo establecido hasta ahora entre M. y los partidos políticos austriacos es la figura de un antiguo responsable de la seguridad de Strache, director de una empresa de seguridad, que e miembro activo del FPÖ y amigo y cliente de M. Desde 2011, este abogado le ha representado en diversos casos y estaba en Ibiza en las fechas en las que se grabó el video, pero niega estar relacionado con la trampa. «No tengo nada que ver con eso», ha declarado al semanario Profil, «nosotros solo nos encargamos de asegurar los traslados de Strache desde el aeropuerto al chalet y del chalet al aeropuerto».
La relación del detective Julian H. con la trama, por otra parte, fue sospechada pos Strache y Gudenus desde el primer momento. Creen incluso que estaba físicamente en Ibiza aquella noche, un dato que sale de las averiguaciones realizadas por el ex asesor de seguridad de Gudenus, Sascha W.. En las horas siguientes a la publicación del vídeo en dos medios alemanes, Julian H. reconoció públicamente que “ese vídeo está realizado con técnicas que yo utilizo, lleva mi letra”, pero no se relacionó directamente con su autoría. Pero su relación con otro caso, en el que estuvieron reunidas estas tres patas del mismo banco, subraya su posible implicación.
En 2016, Sasha W. presentó un informe en el que reconocía que había estado realizando tareas de espionaje industrial en relación con una empresa fabricante de maquinaria industrial de Alta Austria, un trabado en el que declaró haber colaborado tanto con Julian H. como con el abogado M.. Ese caso sigue abierto y el 26 de junio está citado a declarar ante el mismo tribunal que ha citado a Julian H. como testigo. «En aquel caso de espionaje se utilizaron técnicas idénticas a las del vídeo de Ibiza», ha reconocido el abogado que defiende a Sasha W. en ese caso, Sebastian Lesigang.
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