Clinton tropieza con el caso Bengasi en su carrera hacia la Casa Blanca
La exsecretaria de Estado asume sus errores de seguridad, pero rechaza la acusación de reaccionar tarde al ataque al consulado de la ciudad libia
![Clinton tropieza con el caso Bengasi en su carrera hacia la Casa Blanca](https://s3.abcstatics.com/Media/201510/22/clinton%20bengasi--644x362.jpg)
La exsecretaria de Estado Hillary Clinton afrontó ayer uno de los momentos más comprometidos de su carrera política -y carrera hacia la Casa Blanca- al defenderse de las duras críticas de «engañar» con su relato sobre los trágicos acontecimientos de Bengasi en 2012, cuando murieron el embajador, Christopher Stevens , y otros tres empleados de la legación norteamericana en Libia.
Con más aplomo que en su agitada comparecencia de hace dos años, Clinton aguantó el chaparrón republicano y asumió la responsabilidad y los errores de falta de seguridad en el consulado, aunque trasladó la idea de que «se hizo lo que se pudo con la información que había». Frente al reproche de sus rivales políticos de que su dedicación a Libia había sido inversamente proporcional al «elevado riesgo» de la presencia de Estados Unidos en el país, la veterana política demócrata apeló al «interés nacional» para justificar que «había que estar allí pese a que la misión era arriesgada».
El tiempo transcurrido y su inmersión en plena carrera electoral llevaron a la ahora aspirante a la presidencia a defenderse más pausadamente, aunque la tensión no fue ajena en ningún momento a la maratoniana comisión en la Cámara de Representantes del Congreso. En su argumentación, Clinton no ahorró mensajes políticos para envolver su respuesta en la exigencia de «verdad y nada más que la verdad» de los republicanos. Para la exsecretaria de Estado, la criticada presencia en Libia responde al «liderazgo que debe asumir nuestro país en el mundo». Un riesgo del que, según recordó, el propio embajador malogrado en el ataque «era perfectamente consciente cuando asumió la tarea», tras estallar la llamada revolución árabe que acabó con la vida del dictador Gadafi.
Sin embargo, eso dio pie a la principal acusación republicana, centrada en la desatención que había mostrado la ayer compareciente una vez se produjo el ataque. Frente a la pregunta de por qué no había atendido personalmente los 600 requerimientos de la representación diplomática libia de reforzar la seguridad, se defendió asegurando que esas peticiones no habían llegado hasta su nivel de actuación y que en ningún momento quiso «interferir en la decisión y actuación de los expertos».
Inseguridad
Pese a que Clinton afirmó que muchas de esas demandas se habían atendido, fue tan clara en el reconocimiento de que no se daba la seguridad suficiente en el consulado como en su convicción de que «aunque hubiera estado más reforzada, seguramente no habría servido de nada ante una ataque de esas características».
Pese a su tono contundente, los republicanos intentaron combinar en todo momento el acoso político, incluida la alusión a los polémicos e-mails y al servidor privado de la entonces secretaria de Estado, con una continua apelación a que el único objeto de la comisión era «esclarecer las zonas oscuras del caso, que siguen siendo muchas». De esta forma pretendían salir al paso y evitar las acusaciones de partidismo recibidas desde que algunos de sus congresistas, incluido el que fue aspirante al todavía vacante puesto de presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy , reconocieron que detrás de la investigación había un objetivo de desgastar a la candidata Clinton.
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