Passos Coelho sopesa gobernar en minoría si no obtiene el apoyo de los socialistas
El presidente Cavaco Silva debe anunciar si pide al líder conservador formar gobierno, o en cambio opta por el del PS, que tiene el respaldo de la izquierda radical
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La incertidumbre por la formación del nuevo gobierno en Portugal inquieta seriamente a Bruselas y a los mercados financieros. El país está fuera de plazo desde el pasado día 15 para presentar el Presupuesto de 2016 ante la Unión Europea y se arriesga a un severo correctivo si no lo entrega antes de este viernes 23 de octubre.
El primer ministro en funciones, el socialdemócrata Pedro Passos Coelho, ya dijo en el epicentro del continente que esa función le corresponde al Ejecutivo entrante. Pero transcurren las horas y aún no se ha producido el anuncio oficial por parte del presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva. A sus 76 años, la pelota está en el tejado del experimentado político, quien se ha tomado su tiempo para escuchar a todos los líderes políticos con representación parlamentaria, como dicta la ley.
El laberinto no es fácil de solucionar. La coalición de centroderecha Portugal à Frente, encabezada por Passos Coelho y Paulo Portas, obtuvo en las recientes elecciones 107 diputados, a sólo nueve de la mayoría absoluta. Pero esa carencia se está revelando como todo un escollo para su renovación en el puesto. Cierto que el Partido Socialista de António Costa no sobrepasó los 86 escaños (exactamente a 30 de esos 116 requeridos para no tener que depender de pactos posteriores), pero si sella un acuerdo con el Bloco de Esquerda (19) y con la CDU (17) liderada por el comunista Jerónimo de Sousa entonces sumaría 122.
Esta ecuación es la que da alas a Costa para preferir arrimarse a la izquierda radical, aunque Passos Coelho no arroja la toalla y se ha visto arropado por el presidente del Partido Popular Europeo, Joseph Daul, quien ha lanzado esta advertencia: “Portugal comienza a parecerse a Grecia”. Si António Costa rechaza entenderse con él, entonces el actual mandatario puede aceptar gobernar en minoría durante un tiempo limitado , consciente de que debería convocar nuevos comicios antes de un año.
En los círculos políticos de Lisboa se ha filtrado que Paulo Portas estaría dispuesto a dejar de ser el número 2 si el adalid socialista se aviniese a gobernar con Passos Coelho. También que este último apela a la sensatez del presidente de la República para no dejar que el país caiga en un pozo de radicalismo que puede poner en peligro la efectividad de las reformas adoptadas en la legislatura anterior.
Lo que está en juego
Cavaco Silva tiene muy claro que debe primar la estabilidad del país y deshoja la margarita sin perder de vista que, si designa al ex alcalde de Lisboa, sabe que será rehén de sus socios extremistas (tanto que Catarina Martins y Jerónimo de Sousa propugnan salir del euro, aunque este punto quedó fuera de sus negociaciones con el PS). Además, sería la primera vez que no gobernaría en elpaís vecino la lista más votada , una circunstancia que ya ha alzado voces como la de la histórica Ferreira Leite cuando dijo hace pocos días: “Si se aprueba un gobierno a la izquierda, eso será como un golpe de Estado”.
La Bolsa de Lisboa ha sufrido considerables pérdidas en estos últimos días y a la entidad financiera holandesa Rabobank no le ha temblado el pulso para proclamar abiertamente que no aconseja invertir actualmente en Portugal, dadas las perspectivas de falta de viabilidad política en los próximos meses. Y es que tanto un gobierno en minoría de Passos Coelho como una alianza de los socialistas con el flanco radical generan desconfianza en el panorama económico global.
Después del difícil caso griego, la Unión Europea no sospechaba que la patria del fado le diese semejantes quebraderos de cabeza. El siguiente eslabón continental serán las decisivas elecciones españolas del 20 de diciembre. ¿Se contagiará a Madrid la confusión reinante ahora en la capital lusa? Mariano Rajoy no lo desea en absoluto.
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