Turquía, atrapada entre la guerra siria y el conflicto kurdo
Los enfrentamientos entre el PKK y el Ejército se han agravado desde julio
Situada entre dos frentes –la lucha contra el yihadismo del Estado Islámico (EI) y el conflicto kurdo– Turquía se encuentra atrapada en una espiral de violencia. La ruptura en julio del cese de fuego entre el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (el proscrito PKK) y el Gobierno de Ankara ha desencadenado en los últimos meses una sucesión de sangrientos enfrentamientos entre rebeldes y fuerzas de seguridad, Se trata de una confrontación difícil de separar de la guerra que al mismo tiempo se libra en Siria e Irak contra el radicalismo islamista.
A tres semanas de las elecciones legislativas convocadas para el 1 de noviembre, la violencia desatada podría beneficiar al presidente Recep Tayyip Erdogan y su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). En las elecciones celebradas el pasado 7 de junio los kurdos aliados a fuerzas izquierdistas en el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) obtuvieron un exitoso 13,1 por ciento de los votos, resultado que impidió al partido islamista de Erdogan lograr una mayoría suficiente para formar un nuevo gobierno.
La violencia está perjudicando el apoyo electoral de los turcos para las legislativas del 1 de noviembre
Según las últimas encuestas, el HDP está viendo perjudicada su imagen por los atentados del extremismo kurdo. El hecho de que el PKK, que no puede concurrir a las elecciones, haya apoyado al más moderado HDP está desdibujando la opción pacífica y democrática que se estaba ganando esta última formación. De todos modos, los sondeos siguen sin otorgar al presidente Erdogan la mayoría que busca con las nuevas elecciones.
La nueva ola de violencia comenzó el 20 de julio , cuando el EI realizó un ataque en la ciudad turca de Suruç, próxima a la frontera con Siria, y mató a 33 participantes en un acto político de las juventudes del kurdo Partido Socialista de los Oprimidos (ESP). Los kurdos, cuya etnia se extiende entre Turquía, Siria e Irak, interpretaron el atentado como una alianza del EI y el Gobierno turco para castigarles . De hecho, además de combatir directamente a los yihadistas en el noreste de Irak y norte de Siria, los propios kurdos se han visto atacados en varias ocasiones por bombardeos ordenados por Ankara, supuestamente dirigidos contra el Estado Islámico.
Atentados
Como venganza el PKK rompió el alto el fuego que venía respetando desde hacía dos años y atacó a varios policías turcos. Unos días después, el 24 de julio, el Ejército turco atacó posiciones del Estado Islámico en Siria, pero también supuestas bases del PKK.
A partir de ahí, la espiral se desató, especialmente en el sureste del país, donde se concentra la población kurda. El 6 de septiembre una bomba en la cuneta de una carretera mató a dieciséis soldados turcos. El 8 de septiembre rebeldes kurdos mataron a catorce policías. Como respuesta, las tropas especiales turcas atacaron campamentos kurdos en el norte de Irak y mataron a cuarenta personas. Ese mismo día miles de manifestantes protestaron en Ankara contra la sede del HDP que atacaron con piedras. El Gobierno asegura que ha matado a cientos de rebeldes.
Aunque se han producido algunos intentos de reanimar el alto el fuego, de forma que la situación se pacifique antes de las elecciones del 1 de noviembre y la campaña electoral pueda desarrollarse con normalidad, las perspectivas de una solución pactada son escasas. El comunicado emitido ayer por el PKK, declarando una tregua unilateral hasta las elecciones, que solo rompería con acciones en defensa propia, se topa con la desconfianza y el rechazo de Erdogan.
«Esta es su última batalla», advirtió el presidente, negando que los extremistas kurdos puedan optar por un cese estratégico de la violencia. Erdogan ha pedido a la guerrilla que no solo haga un alto el fuego, sino que entregue las armas y deje el país, condiciones que difícilmente aceptará.
De momento, el toque de queda en muchas poblaciones del sureste turco está impidiendo al HDP llevar a cabo las concentraciones de militantes que sí pudo convocar en la campaña de las elecciones de junio. Gritos de «venganza, venganza, PKK, PKK» se han repetido en muchos actos ciudadanos en ese territorio.