Los socialistas portugueses, entre dos aguas en las negociaciones poselectorales

António Costa se reúne con Passos Coelho, pero ha entablado al mismo tiempo conversaciones con el comunista Jerónimo de Sousa

Los socialistas portugueses, entre dos aguas en las negociaciones poselectorales efe

Francisco chacón

La hora de la verdad ha llegado en Portugal . Después de lograr una mayoría simple en las elecciones del domingo pasado, Passos Coelho se ha puesto en marcha para tender la mano al Partido Socialista. Un entendimiento vital para que el país no sucumba a la inestabilidad.

Las negociaciones con António Costa comienzan este mismo viernes. Y el objetivo se centra en conseguir su apoyo para el primer gran asunto de Estado: la aprobación de los Presupuestos Generales.

A la coalición gubernamental de centroderecha no le queda más remedio que buscar los acuerdos uno a uno en la Asamblea de la República, especialmente después de que el presidente Cavaco Silva le encargase a Passos Coelho el lunes que hiciera todo lo posible para garantizar la viabilidad económica lusa.

Su intención es que António Costa se comprometa a un pacto de gobernabilidad. Una posibilidad más complicada porque el ex alcalde de Lisboa parece embarcarse en una de cal y otra de arena, con el flanco más izquierdista tratando de encandilarle para que se aleje de los socialdemócratas.

El principal nubarrón en el horizonte lo constituye la reforma de las pensiones, algo a lo que el PS no se muestra proclive porque significaría una merma de la «hucha» reservada para ello. Está claro que los socialistas se han convertido en la «novia» más deseada. Tanto que hasta que el ortodoxo Jerónimo de Sousa, el comunista que encabeza la coalición CDU , ha iniciado de forma paralela unas conversaciones con él para aproximar posiciones.

La permanencia en el euro los divide (pues los comunistas proponen volver al escudo), pero el primer encuentro con Costa se ha saldado con las siguientes declaraciones de éste: «Hemos identificado perspectivas comunes en las cuestiones prioritarias, capaces de dar respuesta a la expresión institucional de voluntad expresada por los portugueses en las urnas».

Tal vez pueda ser una estrategia para presionar a Passos Coelho en su negociación y que se olvide de ciertas peticiones al Partido Socialista . En cualquier caso, De Sousa no sería el único apoyo necesario, pues sólo con la contribución del Bloco de Esquerda de Catarina Martins podría llegar un acuerdo de gobierno desde la izquierda.

Por si acaso, el primer ministro en funciones se afana en acelerar su hilo conductor con António Costa y apela a su sentido de la responsabilidad para que no se lance en brazos de los «radicales».

Al borde del laberinto

En definitiva, Portugal se asoma ya a un laberinto político, algo muy característico de la idiosincrasia local. Los giros pueden reservar aún sorpresas, pero no se puede olvidar que las grandes agencias de calificación norteamericanas (Fitch o Moody’s) se han apresurado a alertar sobre las negativas consecuencias que pueden acarrear los guiños a la deriva.

Si los comunistas han alzado su voz es porque pretenden aprovechar la inexistencia de un fenómeno al estilo de Syriza o Podemos en el país vecino. Sólo así ganan terreno, en vista de que sus planteamientos inmovilistas los condenan a una posición residual.

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