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Abás aplaca los ánimos de la Intifada

El presidente palestino hace un llamamiento a la calma tras otra jornada de violencia y recuerda que «no queremos una confrontación armada con Israel»

Abás aplaca los ánimos de la Intifada afp

mikel ayestaran

En medio de una jornada de violencia callejera en Nablus, Belén o Qalandia con decenas de manifestantes heridos y detenidos el presidente palestino, Mahmoud Abás , hizo un llamamiento a la calma a los suyos e insistió en que «no queremos una confrontación armada con Israel». Los tambores de Intifada que sonaban en los despachos de las autoridades y medios israelíes -el principal diario del país, Yediot Ahronoth, adelantó el inicio de la Tercera Intifada en su edición del domingo- y en boca de los portavoces de facciones palestinas como Yihad Islámica o Hamás, se dieron de bruces con un Abás que apeló al uso de «medios pacíficos, nada más» para la solución política del conflicto.

Pese a anunciar el final de los Acuerdos de Oslo en la Asamblea General de la ONU, el dirigente palestino mantiene un acuerdo de seguridad con Israel que tiene sus raíces en estos acuerdos y que desde 2005 ha reprimido cualquier alzamiento violento contra la ocupación. En las mismas calles de Belén donde hace dos semanas las fuerzas de seguridad reprimieron con dureza a los manifestantes que protestaban por la situación en la Explanada de las Mezquitas, esta vez se permitió la lucha callejera con los soldados israelíes. Miles de personas asistieron al funeral de Abed Rahman Abdala, un niño de 13 años abatido por un disparo en el pecho del Ejército. Los israelíes admitieron posteriormente que se trató de un «accidente» y que el objetivo era un adulto que se encontraba junto al pequeño. Demasiado tarde.

En Belén, como en Nablus o Qalandia, los tres puntos más calientes de Cisjordania en la calificada como «jornada de la ira» por las facciones palestinas, no hubo ni rastro de los agentes palestinos acostumbrados a sofocar cualquier tipo de manifestación violenta contra la ocupación. Unos agentes que seguramente volverán a las calles de Cisjordania después de la reunión entre la cúpula del Ejército israelí y del aparato de seguridad palestino prevista para la tarde noche de ayer, según desveló el diario Haaretz , con el objetivo de reducir la tensión en los territorios ocupados. Se trataría del primer encuentro tras el asesinato de dos colonos el jueves cerca del asentamiento de Itamar, la chispa que prendió unas jornadas de violencia que han dejado cuatro israelíes y cuatro palestinos muertos y 500 de heridos, una tercera parte de ellos por herida de bala y bolas de acero recubiertas de goma. En esa reunión de seguridad también podrían estar sobre la mesa las nuevas cámaras de seguridad para Cisjordania anunciadas por Netantayu y el refuerzo de cuatro batallones que se van desplegando en los territorios ocupados. Hasta ahora la lucha contra Hamás se ha convertido en el objetivo común de la ANP e Israel y la inestabilidad en la calle es un factor a favor de los islamistas, que gozan de gran apoyo social en Cisjordania.

Las palabras de Benyamin Netanyahu son órdenes y las fuerzas de seguridad aplicaron la mano dura prometida por el primer ministro a los israelíes para frenar el «terrorismo palestino». Después de cerrar la Ciudad Vieja de Jerusalén a árabe no residentes durante 48 horas, las fuerzas de seguridad demolieron las casas de dos familias a las que pertenecían tres palestinos que llevaron a cabo ataques contra judíos en 2014. Esta medida ha sido criticadas por organizaciones de derechos humanos que la califican de castigo colectivo que provoca el efecto contrario al buscado.

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