Passos Coelho lidera los sondeos en la víspera de las elecciones portuguesas
El primer ministro despega en las encuestas, pero el alto porcentaje de indecisos siembra dudas sobre su reelección
El tradicional almuerzo de los socialistas portugueses el último día de campaña electoral vivió ayer un momento embarazoso cuando el cantante de fados Carlos do Carmo (verdadera leyenda viva) tomó la palabra y… sacó a la palestra todo un tema tabú. Quería mostrar en público su apoyo al actual líder del partido y dijo: «Ha sido muy duro para António Costa realizar esta campaña con un ex primer ministro preso [en referencia a José Sócrates ]».
La incomodidad se podía cortar en el ambiente. Y su eco mediático no ayuda precisamente al PS, que lucha contra sus propios fantasmas (incluido el del anterior jefe de Gobierno, hoy en prisión domiciliaria debido a los indicios de corrupción que le rodean) y va retrocediendo terreno en la intención de voto antes de las elecciones de este domingo. Los sondeos le dan un 31-32% de los votos.
Mientras tanto, la coalición gubernamental Portugal à Frente, que agrupa al PSD y al CDS-PP , apostó por una puesta en escena en uno de los lugares más emblemáticos del centro de Lisboa: el Largo do Carmo. Fue allí donde arrancó la Revolución de los Claveles en abril de 1974, de modo que el objetivo era llegar al corazón de los viandantes concentrados. Especialmente, instando a la gente a no quedarse en casa y acudir a las urnas, pues una abstención elevada pesaría como una losa.
Su 38% de previsión de sufragios no puede permitirse un ascenso de la apatía. Mucho más cuando los indecisos (en torno al 28%) adquieren un papel determinante para que cualquiera de las dos formaciones más importantes pueda alcanzar una mayoría absoluta que se antoja muy difícil.
Incógnitas del día después
El día después asusta a ambos contrincantes en este feudo del bipartidismo. Por supuesto que existen otras opciones, pero su despliegue queda muy por debajo. Y sólo en el flanco izquierdista, pues el denominado movimiento Nós Cidadaos (primo hermano del partido Ciudadanos de Albert Rivera) aún se encuenta en una fase muy incipiente.
La coalición CDU, encabezada por los comunistas y su tótem Jerónimo de Sousa, está igualada con el Bloco de Esquerda , representado por Catarina Martins. Juntos no sobrepasan el 16%, aunque ya han comenzado jugar sus cartas: proponer al Partido Socialista alianzas postelectorales… a cambio de ciertas condiciones, como eliminar algunos recortes en vigor.
La cruda realidad de quienes perciben el salario mínimo de 505 euros al mes (cuyo número se ha triplicado en los dos últimos años) se halla detrás del desencanto que vive una parte de los portugueses, a menudo resignados ante los obstáculos del camino.
Los versos de Pessoa ya contenían claves de esta índole, como reflejó en sus obras maestras «Mensaje» y «El Libro del Desasosiego». Portugal le dolía en el alma al genial escritor, y ahora el destino pone a los ciudadanos de nuevo ante un momento decisivo en la Historia del país vecino.
Uno de cada cinco habitantes de la patria del fado vive bajo el umbral de la pobreza, es decir, con ingresos que ni siquiera alcanzan los 5.000 euros anuales. Costa intenta explotar esta circunstancia cuando no deja de arremeter contra Passos Coelho por excederse en la aplicación de recortes más allá de las imposiciones de la «troika».
Por su parte, el actual primer ministro insiste en el mensaje de la estabilidad y se afana en pedir a la gente de a pie que no permita «el regreso de las viejas políticas demagógicas que llevaron al país a la bancarrota». Espera que el recuerdo de que fue el PS quien gobernaba cuando estalló la crisis le acabe dando la victoria.
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