Tras acudir tres veces a las urnas, la penuria se agrava día a día en Grecia
El rescate no se nota, la economía no despega y siguen subiendo los impuestos
Los griegos ya no pueden más: en nueve meses han acudido tres veces a las urnas, dos veces para elegir gobierno y una para votar en referéndum. Alexis Tsipras ha vencido las tres veces, y ha revalidado su puesto de primer ministro con la confianza de más del 35 por ciento de electores. Ahora tendrán que ver cómo e l país sufrirá las reformas y los recortes necesarios para salir de la crisis con la ayuda de nuevos fondos de los acreedores, esta vez de 86.000 millones de euros en tres años.
«Ya estoy harta de oír que hemos sido rescatados. Mi hogar no ha sido rescatado. De mis cuatro hijos con estudios universitarios, ninguno gana más de 850 euros y tres de ellos siguen teniendo que vivir en casa. La cuarta, maestra en Mesolongui, con doce años de experiencia, tiene que compartir casa porque gana solo 850 euros. ¿Cuándo se casarán, cuando tendremos nietos?».
Así se desahoga Ana, un ama de casa de 60 años que ve cómo desde 2009 todo lo que creía garantizado ha desaparecido . Con el sueldo de su marido, conductor de tranvías en Atenas y con la enseñanza gratuita griega, sus hijos iban a poder estudiar en la Universidad. Pudieron, pero ahora sus hijas, una maestra y otra arqueóloga, trabajan para el Estado ganando 800 y 850 euros, respectivamente.
Su hijo, técnico piscicultor, trabaja en una tienda de productos para animales domésticos. Le prometieron un trabajo en una piscifactoría en diciembre porque el dueño esperaba un crédito empresarial para ampliar sus instalaciones. Con las elecciones de enero se paralizó el proyecto, pues el banco ya no daba dinero, y ahora, después del control de capitales, no sabe ni siquiera si sobrevivirá la empresa : la mayoría de los productos se importan y con el control de capitales la actividad económica es mucho más difícil. Ana suspira. La jubilación de Vasilis, su esposo, era de 2.300 euros tras 40 años cotizados. Ahora se ha quedado en 1.400. «Me la recortarán aún más, tendremos que pagar más impuestos, Tsipras no llegará ni a diciembre. Tendremos nuevas elecciones », afirma.
Vasilis vive en Tesalónica. Restaurador del Ministerio de Cultura, de un día para otro fue prejubilado. Ocurrió durante el primer rescate, cuando todos los funcionarios cercanos a la jubilación fueron obligados a retirarse. «De un día para otro, todo el servicio público se quedó sin directores y sin su experiencia acumulada, así, de un plumazo». ¿Quién le iba a contratar a los 63 años para un trabajo tan especializado? Ahora es consejero del alcalde de Tesalónica, Yánis Butáris, eso sí, sin cobrar ni un euro. Su mujer, diez años más joven, conserva su empleo en la Universidad, pero están muy apurados . «Habíamos calculado el pago de nuestra casa con el banco a principios de los noventa y ahora mi jubilación recortada se va casi entera a devolver el préstamo».
Trabajo en negro
Yorgos, un mecánico de 55 años y ferviente votante de Nueva Democracia (derecha) está furioso. Tuvo que cerrar su taller de reparación de automóviles y ahora hace chapuzas con motores en su garaje. «El banco ya no me prestaba nada. Y no hubiera podido devolverle el crédito. Preferí acabar con todo». Trabaja solo en negro, sabiendo que nadie le va a denunciar : trabaja bien y cobra poco. Pero reza para no ponerse enfermo, porque, aunque la Seguridad Social de su mujer le cubre una eventual hospitalización, todo lo demás lo tendría que poner de su bolsillo. «Estos insensatos en el poder han estado toda la vida zanganeando en un partido o en una universidad, no saben de economía real ni de empresarios, solo escuchan a los sindicalistas», clama.
Control de capitales
Los hijos de la mayoría de sus amigos se ven «obligados a malvivir trabajando de camareros. El resto se está yendo al extranjero para buscarse un futuro mejor». Es consciente de que desde siempre los griegos se aprovechaban del Estado para colocar a la familia : sueldo seguro y poco que trabajar. «Ahora estamos pagando todos esos excesos».
Costas, un director de sucursal bancaria, es más pesimista aún. «Mucho hablar de la negociación sobre el recorte de la deuda pública, pero Tsipras solo conseguirá que se aplace aún más su pago, por cincuenta años. Ahora se tienen que recapitalizar los bancos antes de Navidad porque con el control de capitales las empresas seguirán cerrando y despidiendo personal. El Estado debe muchos millones a sus proveedores, y si los griegos no vuelven a ingresar sus ahorros y a fiarse de los bancos y del Gobierno, vamos a acabar aún peor ».