Peregrinación a La Meca: una exhibición de unidad del islam

El «sincronismo colectivo» de millones de devotos quiere expresar la fuerza del Corán

Peregrinación a La Meca: una exhibición de unidad del islam afp

francisco de andrés

Pese a que accidentes como el de ayer se repiten con frecuencia durante la peregrinación anual a La Meca , la reunión que aglutina a varios millones de musulmanes en un inédito «sincronismo colectivo» —en palabras de Samir Khalil— proporciona a los 1.500 millones seguidores del Corán una fuerza enorme, al poner de relieve su unidad. El «hach» es una de las cinco obligaciones de todo musulmán , junto a la profesión de fe, la oración ritual cinco veces al día, la limosna y el ayuno durante el Ramadán. Todo musulmán está obligado a viajar a La Meca al menos una vez en la vida —si no hay razones de fuerza mayor que lo impidan—, y muchos eligen estos días porque coinciden con la fiesta mayor del islam, la del sacrificio del cordero.

El viaje a La Meca conmemora el que hizo el su día el profeta Mahoma, y consta de un preciso ritual de visitas y oraciones en los lugares santos de los musulmanes. Los tres días tienen como epicentros el recinto de la Kaaba , que alberga la «piedra negra», el monte Arafat , donde Mahoma pronunció su discurso de despedida, y Jamarat, donde se lleva a cabo el rito de la Lapidación del diablo , con piedras recogidas la víspera.

El último día, que coincide con la fiesta del sacrificio , o del cordero (en recuerdo al que Abraham sacrificó en lugar de su hijo), los peregrinos repiten las circunvalaciones en torno al recinto de la Kaaba. Al término de ese ritual, se sale del estado de «ihram» o sacralización; los hombre se rapan la cabeza y las mujeres se cortan el cabello.

«Stop no musulmanes»

A diferencia de lo que ocurre en los lugares sagrados del cristianismo y de otras religiones, está absolutamente prohibido viajar a La Meca y Medina a los no musulmanes . Un conjunto de carteles en las cercanías de esas dos ciudades alertan a los viajeros de esa norma rigurosa. La Policía saudí cuenta, en las carreteras y medios de transporte públicos, con un protocolo de actuación. Si el viajero es saudí, se da por descontado que es musulmán. Si es extranjero, debe constar en su visado su religión musulmana. Los aventureros infractores pasarán un mal rato en comisaría y serán deportados. Hasta comienzos del siglo XX les esperaba la pena capital.

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