Los primeros aviones de reconocimiento ruso llegan a Siria
Se trata de aparatos «de reconocimiento que permiten a las fuerzas terrestres y aéreas sirias identificar los objetivos con precisión»
Los primeros aviones enviados por Rusia a Siria ya están en la base aérea de Latakia , según declararon fuentes militares a la agencia AFP. Se trata de aparatos «de reconocimiento que permiten a las fuerzas terrestres y aéreas sirias identificar los objetivos con precisión».
Las fuerzas sirias habrían recibido también en las últimas horas «radares y prismáticos infrarrojos» , según las mismas fuentes. Después de cuatro años de apoyo firme en el campo diplomático, Moscú ha dado un paso al frente y refuerza su respaldo militar al régimen de Bashar Al Assad . Este cambio se produce en el quinto año de guerra y cuando las fuerzas armadas pierden posiciones en el norte y centro del país ante el empuje de grupos como el Frente Al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria, y sobre todo el Estado Islámico (EI). En las calles de Damasco el apoyo militar ruso parece que llega un poco tarde y no da demasiada esperanza de cambio a muchos ciudadanos cuyos planes pasan por buscar refugio en Europa.
Los aviones se suman a la entrega de «nuevas armas de diferente tipo. Los soldados reciben entrenamiento para saber usarlas y algunas de ellas ya están operativas. Son altamente efectivas y de gran precisión», según el testimonio de fuentes de las seguridad siria citadas por Reuters hace una semana.
El movimiento ruso obligó a reaccionar a Estados Unidos que, tras admitir de forma pública el fracaso de su plan de entrenamiento de «rebeldes moderados», decidió aceptar la oferta rusa de entablar «un diálogo entre militares» , como adelantó el secretario de Estado, John Kerry. De esta manera Washington abre los cauces de comunicación con Moscú, cuyos aliados sobre el terreno son Damasco y Teherán, con el objetivo de fortalecer y acelerar la lucha contra el EI. Esta batalla es la que centra ahora los esfuerzos de una comunidad internacional dispuesta a retrasar el debate sobre el futuro de Al Assad, un presidente con quien países como España piden de forma oficial empezar a negociar para buscar una salida a la guerra.
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