¿Por qué un nuevo golpe de Estado en Burkina Faso?
A solo tres semanas de celebrar elecciones presidenciales, el país africano se enfrenta a un levantamiento militar protagonizado por simpatizantes del expresidente Blaise Compaoré
No dio tiempo ni a soplar las velas del primer aniversario. Apenas once meses después de que una oleada de protestas ciudadanas provocaran la salida del presidente Blaise Compaoré , Burkina Faso regresa a la casilla de salida política con un nuevo golpe de Estado . Pero, ¿por qué en este momento?
El próximo 11 de octubre estaba previsto la celebración de elecciones en el país africano como punto final al proceso de transición abierto en el país en octubre de 2014, tras la marcha de Compaoré. Entonces, su abandono forzado después de 27 años al mando de Burkina Faso, desembocó en un Gobierno de transición liderado por Michel Kafando, antiguo ministro de Asuntos Exteriores y embajador ante las Naciones Unidas, quien se convertía en nuevo presidente interino.
El depuesto Compaoré había accedido al poder en octubre de 1987, en un golpe de Estado contra Thomas Sankara , considerado el «Che Guevara de África» y todavía una de las figuras más reverenciadas de la política regional.
Finalizada la revolución de octubre, el mayor temor era que la antigua clase dirigente se enquistara en el poder. Por ello, para estos comicios, el Tribunal Constitucional había vetado la participación en los sufragios de hasta 40 políticos . Todos ellos, miembros de la antigua vieja guardia del régimen. Este era el caso de Eddie Komboigo, candidato por el partido de Compaoré. No obstante, a pesar de que el Gobierno de transición modificó la ley electoral en abril para impedir la candidatura de simpatizantes de Compaoré, en julio, la Comunidad Económica de Estados del Oeste de África (Ecowas) tiraba abajo esta decisión, permitiendo la presencia libre de aspirantes.
Ahora, los autores de la nueva asonada —miembros de la guardia pretoriana de Compaoré— se reafirman en su intención de celebrar comicios presidenciales (sin fecha), pero estos, según afirman, deberán incluir a todas las fuerzas políticas .
En este sentido, el currículum vital del líder de los golpistas, Gilbert Diendere, antiguo general de la guardia presidencial y exjefe de Inteligencia, demuestra las peculiaridades del golpe.
El pasado mes de febrero, entre fuegos de artificio, el Gobierno de Chad ponía en marcha en febrero unas maniobras de lucha contra el terrorismo apoyadas por Estados Unidos. En el operativo participaron 1.300 soldados de 28 países africanos y occidentales. Y entre ellos, se encontraba Diendere . «Lo que queremos es aprender a trabajar juntos de forma más efectiva contra el terrorismo», señalaba escuetamente entonces el líder militar. Como ya ocurriera con el levantamiento de Malí en 2012, las alas de mariposa de Occidente provocaban una tormenta en el continente.
Aunque los propios enfrentamientos internos en el comando marcial , también han de ser tenidos en cuenta para deshilar las razones de la actual alborada.
Tras la marcha de Compaoré, el jefe de Estado Mayor, el general Honoré Nabere Traoré , asumió el nuevo Gobierno y anunció la celebración de elecciones en un breve espacio de tiempo.
Sin embargo, posteriormente sería el teniente coronel Isaac Zida, antiguo miembro de la seguridad presidencial, quien anunciaba la suspensión de las garantías constitucionales en un discurso en la capitalina Plaza de la Nación (rebautizada ahora como «Plaza de la Revolución»). Durante esos días, parte del Ejército no reconoció la autoridad de Traoré y el enfrentamiento entre éste, el teniente coronel Zida, e, incluso, el general retirado Kouamé Lougué , a quien la mayoría de voces opositoras pedía que asumiera la jefatura de Estado, dejó en un limbo político durante días al país africano. Ahora, once meses después, la tierra de los «hombres íntegros» recoge sus frutos marciales.
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