El portugués José Sócrates, entre dos mujeres

Vive su prisión domiciliaria en la casa con jardín y piscina de su ex esposa, Sofia Fava, mientras su ex secretaria Lígia Correia parece volver a ejercer esa misma función

El portugués José Sócrates, entre dos mujeres

francisco chacon

A sus 58 años recién cumplidos, José Sócrates se acostumbra a su nueva vida… sin poder salir de casa porque la policía le vigila desde que su prisión preventiva en Évora se convirtió en domiciliaria, a la espera de su juicio por presunta corrupción . Las reuniones y fiestas se suceden en el número 33 de la calle Abade Faria, en pleno centro de Lisboa: su aniversario o ver en grupo el reciente debate entre su sucesor al frente del Partido Socialista, António Costa, y el primer ministro que le dio el relevo desde las filas conservadoras, Passos Coelho, son sólo dos de las veladas que se han celebrado en la lujosa morada.

¿Por qué vive su encierro forzoso en la vivienda en la que su ex mujer, Sofia Fava , se gastó 850.000 euros ? Porque su casa de la calle Braancamp dejó de pertenecerle hace unas semanas, pues se la vendió a un abogado paquistaní por 675.000 euros. Una operación que le ocupó durante sus últimos días cautivo en la cárcel de Évora.

La que fue su esposa también ha sido investigada en el marco de la ‘Operación Marqués’ , todavía en curso, ya que es sospechosa de haber avalado diversas operaciones (especialmente inmobiliarias) que parecían ser particulares, pero solían beneficiar presuntamente al propio Sócrates.

De modo que su salida de prisión no habría resultado igual sin la ayuda de Sofia Fava, con quien estuvo casado de 1993 a 1999 y con quien tiene dos hijos, José Miguel y Eduardo.

Pero hay una segunda mujer que se ha erigido en todo un baluarte y protagonista de esta extraña etapa del que fue primer ministro de Portugal entre 2005 y 2011. Y no es otra que Lígia Correia, su ex secretaria y asesora de los gabinetes de comunicación de los ministros Mário Lino y António Mendonça (Obras Públicas).

Café, prensa, supermercado...

Ella entra y sale del inmueble donde permanece Sócrates con los más diversos cometidos: llevarle café, la prensa o bolsas del supermercado. O sea, parece que ha vuelto a ejercer como su asistente personal.

La casa del barrio lisboeta de Alameda tiene cinco habitaciones, jardín y piscina privada. Las obras de acondicionamiento fueron efectuadas por una empresa de la que era administrador Carlos Santos Silva, el presunto testaferro del siempre en la picota José Sócrates.

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