Hillary pide perdón pero no despeja el caso de los correos de la campaña
La aspirante demócrata a la Casa Blanca sale al paso de las críticas entre sus propias filas a la gestión del escándalo
«Pido perdón. Fue un error y no tenía que haberlo hecho». Hillary Clinton ha pronunciado unas palabras que, dichas hace algunos meses, podrían haberle ahorrado el rosario de espinas en que se ha convertido su campaña. Se refería al único uso de un servidor privado para gestionar los asuntos de trabajo (y personales) durante su etapa al frente de la Secretaría de Estado (2009-2013). En una progresiva escala de colores entre el negro y el blanco, la aspirante a la nominación demócrata para optar a la presidencia de Estados Unidos ha pasado de despejar balones hacia el campo republicano a una petición de perdón que no le va a eximir de rendir cuentas durante toda la carrera.
Clinton ha tenido que salir al paso ante la creciente inquietud en el propio bando demócrata, donde se critica su mala gestión del escándalo, que ha crecido desde que el FBI abriese una investigación, antes del verano. En un progresivo debilitamiento ante la opinión pública, las palabras de la aspirante demócrata no se las creen seis de cada diez norteamericanos, como coinciden todas las encuestas publicadas. No en vano, ha perdido un tercio del apoyo con el que contaba en la carrera, al tiempo que su principal rival por ahora, el crítico Bernard Sanders , se le ha acercado en Iowa a solo siete puntos y le ha superado en New Hampshire, los primeros hitos del proceso que se iniciará en febrero de 2016.
Los servicios de inteligencia tratan de determinar si los más de 62.000 correos que gestionó (recibió y envió) en su servidor incluían contenido sensible para la seguridad del Estado. Por ahora, cerca de 200 han sido clasificados, aunque después de su uso. El primer patinazo de Clinton se produjo cuando sólo entregó unos 30.000 a instancias del Departamento de Estado, alegando que el resto, supuestamente privados, los había borrado.
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