¿Por qué no quieren refugiados sirios los países del Golfo?

Las potencias petroleras árabes temen que los refugiados -pese a ser musulmanes y en su mayoría suníes- desestabilicen sus sistemas y los privilegios de príncipes y clérigos

¿Por qué no quieren refugiados sirios los países del Golfo? reuters

francisco de andrés

Más de cuatro millones de refugiados sirios se hacinan en campamentos míseros de las vecinas Turquía, Líbano, Jordania e Irak. Centenares de miles han emprendido o se disponen a hacerlo la travesía desesperada a Europa -junto a afganos, iraquíes y otras nacionalidades-, aunque muchos han perecido y otros seguirán muriendo en el Mediterráneo. ¿ Por qué no huyen a los ricos países árabes del Golfo Pérsico , donde les espera un éxodo mucho más seguro y un futuro confortable?

Los refugiados, tanto políticos como económicos, optan por Occidente y están dispuestos a pagar cualquier precio. Pero existe también un rechazo recíproco por parte de las petromonarquías del Golfo Pérsico. Más allá de algunos gestos aislados dirigidos a la galería, Arabia Saudí, Qatar, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos han dado olímpicamente la espalda a los desesperados que se han visto desplazados, por millones, por los conflictos armados en la región.

Las autoridades saudíes han deslizado la tesis de que una llegada masiva de sirios a su territorio crearía problemas de seguridad. Riad siempre ha sido rival de la dictadura de Damasco, y teme un afán de revancha . El argumento no se sostiene: la inmensa mayoría de los refugiados y desplazados sirios no son chiíes -la secta musulmana de los Assad- sino suníes, la corriente musulmana mayoritaria que tiene su epicentro en Arabia Saudí.

Sí es más convincente el argumento del temor cerval de las ricas monarquías del Golfo a que una ola migratoria de musulmanes ponga en peligro su frágil sistema social y político . Arabia Saudí es un caso paradigmático. El país vive de las rentas del petróleo, y del trabajo de sus millones de inmigrantes asiáticos.

El poder político reside en una elite -encabezada por los 7.000 príncipes- y el poder religioso obedece a los dictados de la secta más radical del islam, la wahabí, que otorga legitimidad a la monarquía absoluta a cambio de privilegios y control de la sociedad.

Los inmigrantes -en su mayoría procedentes de la India, Filipinas y Sri Lanka- son extranjeros y dóciles , y viven siempre bajo el riesgo de ser deportados al menor gesto de insubordinación. Son casi un tercio de la población -nueve millones, en una población de 31 millones- pero 9 de cada 10 trabajadores de la empresa privada saudí son extranjeros.

Las rentas del petróleo sostienen el sistema de funcionarios, y pese a ello no dan abasto: un elevado porcentaje de saudíes están en paro y generan un clima de malestar social, que iría a más si los recursos del régimen tuvieran que ser compartidos con centenares de miles de refugiados sirios o iraquíes.

¿Por qué no quieren refugiados sirios los países del Golfo?

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