crisis en el mediterráneo

Pescadores de Túnez reciben un curso para rescatar a refugiados en el Mediterráneo

Médicos Sin Fronteras les ha adiestrado también en la recuperación y tratamiento de los cadáveres

Pescadores de Túnez reciben un curso para rescatar a refugiados en el Mediterráneo albert masias / msf

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Antes de que las rutas por mar se conviertan en autopistas para los emigrantes, los pescadores llevan años y años trabajando en esas aguas. Así pasó hace una década en el Atlántico, en la zona entre Canarias y la costa Africana, y así ha pasado también en el canal de Sicilia, entre Italia y el litoral de Túnez y Libia, en la que estos días es la más mortal de las rutas migratorias .

No es fácil que sus testimonios salgan a la luz, pero los hombres del mar han levantado en no pocas ocasiones las redes con capturas dantescas. Entre los peces se han encontrado con cadáveres o restos humanos de víctimas de viajes que no llegaron a su destino. Lo más frecuente es que vuelvan a devolverlos al mar algo que se quiere evitar en una zona, el Mediterráneo, donde en lo que va de año han muerto más de 2.600 emigrantes y refugiados.

La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) ha entendido que lo más práctico es adiestrar a los pescadores y otras organizaciones en contacto con el drama no solo en la recuperación de los cadáveres sino también en el rescate de las precarias embarcaciones en las que los emigrantes y refugiados zarpan buscando la orilla del progreso y el refugio.

Un total de 116 pescadores de Zarzis (Túnez) han asistido a una formación de seis días para mejorar sus conocimientos en el caso de verse en la necesidad de tener que asistir a una de esas expediciones con problemas. También organizaciones en Libia y Túnez como la Media Luna Roja -hermana musulmana de la Cruz Roja-, Protección Civil o la Guardia Nacional de Túnez han recibido formación de MSF.

Duros testimonios

«Varias veces me he visto obligado a saltar al agua para rescatar a personas en apuros , dejando mi barca atrás. Sé que esto me pone en un gran riesgo, pero no puedo dejar que alguien se ahogue frente a mí y no hacer nada. Normalmente los llevamos a nuestras barcas y cuidamos de ellos. A veces están en muy mal estado físico, así que les damos comida o cocinamos algo caliente. Perdemos dinero y jornadas de trabajo , pero tenemos que hacerlo», ha contado a MSF Abdessalem Triki, uno de los pescadores.

Zarzis se halla cerca del litoral libio, el principal punto de partida de embarcaciones que ponen rumbo a través del canal de Sicilia hacia Italia. Por eso no es raro que esos pescadores se topen con naufragios mortales o barcas navegando con problemas. Los mayores naufragios de los que se tiene noticia recientemente en el Mediterráneo se han prodicido precisamente en el momento de llevar a cabo el rescate.

«Hace unos cinco años, doce cadáveres fueron arrastrados por la corriente hacia la costa. Aquellos fueron los primeros; los encontramos y los enterramos. Desde entonces, cada vez estamos viendo más refugiados y gente muerta en el mar. Hemos llegado incluso a encontrar cadáveres en nuestras redes de pesca . Enterramos a la gente de la mejor manera que podemos», cuenta, también a MSF, Nourdine Achourmtent, pescador de Zarzis.

«Realizar una acción de salvamento de un bote que se hunde y está totalmente lleno de personas desesperadas que no pueden nadar conlleva una gran cantidad de riesgos, es una operación peligrosa», reconoce Wiet Vandormael, coordinador de formación de MSF en un comunicado hecho público por esta ONG. «Los cuerpos de las desdichadas personas que han fallecido en el mar deben ser atendidos con dignidad y sin poner en peligro la salud de quienes intervienen en la acción. A través del intercambio de experiencias entre MSF y los ciudadanos tunecinos y libios involucrados, estamos incrementando la capacidad para ayudar a la gente en peligro y manejar las desastrosas consecuencias de los naufragios. Me siento realmente conmovido por la motivación de los pescadores y su reacción ante las difíciles situaciones a las que se están enfrentando».

A la formación en Zarzis han asistido tanto pescadores que trabajan en pequeñas embarcaciones cerca de la costa como otros que se embarcan en naves mayores, de hasta 40 metros de eslora, que pasan varios días más adentrados en el mar.

Nuevas capacidades

Ahora saben mejor cómo comunicarse con los integrantes de esas expediciones de emigrantes, cómo contactar con el centro de gestión de salvamento en Roma, cómo manejar equipo de rescate o los chalecos salvavidas y, también, cómo recuperar y tratar los cadáveres y cómo prevenir el contacto con líquidos corporales.

«Somos conscientes de que el problema viene desde Libia , ya que es de ahí de donde salen esos barcos con más de 700 refugiados a bordo. Cada vez que nos encontramos con uno, hacemos lo que podemos, pero no podemos sacar a todos del agua. Pedimos ayuda y dividimos a la gente entre los diferentes botes pesqueros que se encuentren trabajando cerca del lugar», añade el pescador Nourdine Achourmtent. «Ya no podemos trabajar como lo hacíamos antes. Ahora tenemos muchos problemas cuando salimos al mar, pero tenemos que enfrentarnos a estas dificultades como sea y tratar de ayudar a estas personas».

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