La bandera británica ondea en Teherán años después del asalto a la Embajada
El acto puso punto y final a una tensión cuyo origen fue la decisión de Londres de sumarse a las sanciones económicas contra los iraníes a causa de su programa atómico
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El pacto nuclear entre Irán y el grupo del 5+1, formado por Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, China, Francia y Alemania, reabre las puertas de la república islámica al mundo. Cuatro años después del asalto a la Embajada del Reino Unido por parte de centenares de «estudiantes universitarios», según los definieron los medios oficiales aquellos días, el ministro de Exteriores británico, Philip Hammond, izó de nuevo la bandera de su país en el jardín de la legación de la calle Ferdowsi, la arteria principal del cambio de divisas en la capital. Una ceremonia que tuvo su réplica en Londres, donde los iraníes también reabrieron su Embajada poniendo punto y final a una tensión cuyo origen fue la decisión de Londres de sumarse a las sanciones económicas contra los iraníes a causa de su programa atómico . La primera respuesta a esta decisión fue la decisión parlamentaria de rebajar el nivel de relaciones diplomáticas y la expulsión del embajador en un plazo dos semanas, 24 horas después el sector más duro de la calle irrumpió en la legación británica ante la pasividad absoluta de la fuerzas del seguridad.
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El conflicto atómico es pasado y el futuro se llama « impulso al comercio y la inversión una vez que las sanciones sean levantadas », según anunció Hammond en un escenario en el que en noviembre de 2011 la cara radical del régimen gritó «muerte al Reino Unido», pisoteó retratos de la reina Isabel II, quemó la enseña nacional y calificó la legación de «nido de espías», la misma frase que emplean para la de Estados Unidos, que se encuentra en una calle cercana. En el caso de los estadounidenses la posible apertura de su legación, cerrada a cal y canto desde la crisis de los rehenes de 1980, no será tan sencilla porque en los últimos años el régimen la ha convertido en un museo contra el imperialismo y en centro de estudios para la élite de los basiyíes, organización paramilitar creada por el Imam Jomeini durante la guerra con Irak con el objetivo de promover los valores del chiísmo en la sociedad.
Del «atropello» al negocio
Londres calificó aquel asalto de «atropello» y evacuó lo antes que pudo a sus diplomáticos quienes, cuando empezó el asalto, tuvieron que huir junto al resto del personal por una puerta trasera para no arriesgarse a ser retenidos como rehenes en una situación similar a la sufrida en la embajada de Estados Unidos tres décadas antes. Las cosas han dado un giro radical y a Hammond le esperaba una delegación encabezada por el ministro de Exteriores, Javad Zarif. En un principio, ambos países mantendrán las relaciones a nivel de encargado de negocios y no nombrarán de momento embajadores, pero el jefe de la diplomacia británica, el primero que visita la república islámica en la última década, insistió en que «existe un apetito enorme por parte de nuestro comercio e industria para que Irán se abra al mundo, pero claro, hay que hacerlo de la manera adecuada».