¿Por qué Erdogan quiere que se repitan las elecciones en Turquía?

El presidente turco confía en que su partido obtenga mejores resultados debido a la ingobernabilidad actual y el rebrote del conflicto kurdo

¿Por qué Erdogan quiere que se repitan las elecciones en Turquía? reuters

Daniel Iriarte

Las declaraciones, este viernes, de Recep Tayyip Erdogan, han confirmado lo que muchos venían sospechando desde hace semanas: que el presidente turco quiere que se repitan las elecciones , aspirando a que el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) que él fundó obtenga mejores resultados que en los pasados comicios del 7 de septiembre. La decisión, al parecer, no es demasiado popular ni siquiera en el seno del propio partido , muchas de cuyas figuras relevantes habrían preferido un gobierno de coalición con el opositor Partido Republicano Popular (CHP) que garantizase la estabilidad y circunscribiese los poderes del presidente a los que le atribuye la constitución.

El deseo de poder de Erdogan, sin embargo, parece no tener límites: de haber obtenido el AKP suficientes diputados en las elecciones de junio, el mandatario turco habría liderado un cambio político hacia un sistema presidencialista que le garantizase amplísimas competencias. La iniciativa, percibida por muchos turcos como la culminación de una transición a la dictadura, fue castigada por los votantes, lo que le supuso al AKP perder la mayoría electoral y le imposibilitó para formar gobierno.

Así, el primer ministro Ahmet Davutoglu contaba con un plazo de 45 días para tratar de crear una coalición junto a alguno de los partidos de la oposición. Sin embargo, todos ellos exigían que Tayyip Erdogan dejase de extralimitarse en su cargo presidencial , y, más importante, que se reabriesen los procesos de corrupción contra cuatro exministros y varios miembros importantes del AKP, entre ellos el hijo del presidente, Bilal. Unas condiciones que Erdogan no estaba dispuesto a aceptar bajo ningún concepto. Abortada la posibilidad de una coalición, habrá nuevas elecciones.

Además, el que la sociedad turca haya rechazado sus planes presidencialistas no parece haberle quitado el sueño a Erdogan, quien la semana pasada aseguró que en realidad el país ya está gobernado de facto por su presidente, y que es hora de actualizar la legislación para adaptarlo a la realidad . «Hay un presidente con poder ‘de facto’ en el país, no uno simbólico», aseguró durante un encuentro con sus seguidores en la provincia de Rize. «Tanto si lo aceptan como si no, el sistema administrativo de Turquía ha cambiado. Ahora, lo que debería hacerse es actualizar esta situación ‘de facto’ en el marco legal de la constitución», afirmó. Si además las urnas le dan la razón, mejor todavía.

Erdogan parece creer que los resultados de su partido mejorarán en unas nuevas elecciones en noviembre. Para ello, confía en varias cosas: la ingobernabilidad actual del país, y el repunte del conflicto kurdo . Durante la década pasada, el AKP se benefició electoralmente del hartazgo de la sociedad turca ante los catastróficos gobiernos de coalición de los años 90, que provocaron innumerables crisis económicas y políticas. Frente a ello, el nuevo partido gobernante prometía —y logró— estabilidad, por lo que en las últimas semanas Erdogan ha podido vender con cierto éxito la idea de que la alternativa a él es el caos.

Además, los estrategas del AKP esperan que el rebrote de la violencia relacionada con la cuestión kurda le reste votos al partido kurdo HDP. En los comicios de junio, este partido sorprendió a propios y extraños al obtener nada menos que un 13 % de votos , superando holgadamente la barrera electoral del diez por ciento y haciéndose con 80 diputados. Para ello gozó del apoyo no solo de los nacionalistas kurdos, sino también de numerosos turcos liberales hartos de los partidos tradicionales, que sin embargo podrían echarse atrás si ven que su voto puede beneficiar a «los terroristas kurdos».

La jugada, sin embargo, es arriesgada: son muchos los turcos que hablan abiertamente de «conspiración para recuperar el poder», y el histrionismo de Erdogan (quien este mismo mes aseguró que la campaña electoral del HDP en contra de sus planes presidencialistas era en realidad un complot contra Turquía) podría pasarle factura. En contraposición, la actuación del líder del HDP, Selahattin Demirtas, está siendo percibida como moderada y responsable . «Ninguno de los problemas de Turquía puede ser resuelto con las armas. No importa si se trata de las fuerzas de seguridad, el PKK o civiles: las muertes deben cesar inmediatamente», declaró esta semana.

Una estrategia que podría dar buenos resultados para el HDP: según la prestigiosa empresa de demoscopia Metropoll, si se repiten las elecciones este partido no solo no perdería votos, sino que los incrementaría hasta un 17 o 18 por ciento, convirtiéndose probablemente en el tercer partido del país. « El apoyo para el AKP entre los kurdos seguirá decayendo si hay una elección . Los kurdos votaban o al AKP o al HDP, ahora solo tienen al HDP», afirma Özer Sencar, director de Metropoll.

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