Donald Trump-Sarah Palin y las amistades peligrosas

Los acercamientos entre la exgobernadora de Alaska y el millonario, candidato a la presidencia de EE.UU., podrían desembocar en un tándem electoral con ella de vicepresidenta

Donald Trump-Sarah Palin y las amistades peligrosas tpm

antonio de mora vázquez

La prensa estadounidense ha olido carne fresca en los guiños que se llevan lanzando Donald Trump y Sarah Palin desde 2011. Por aquel entonces era la exgobernadora de Alaska la que se postulaba como posible candidata a la presidencia tras la derrota de McCain en 2008 y Trump expresó repetidamente su apoyo. Ahora es el turno del magnate neoyorquino para intentar asaltar la mansión de la avenida Pensilvania y arrebatársela a los demócratas.

La semana pasada el empresario habló en el programa de radio «Palin Update» y según informa «CNN», dijo que Palin le parecía «una gran persona». «Allá donde voy la gente me aconseja: ¡consigue su apoyo, consigue su apoyo! ¡Síguela donde quiera que vaya! ».

En la misma entrevista a Trump se le preguntó si estaría dispuesto a considerar a Palin para un puesto en su ejecutivo , a lo que respondió que le «encantaría esa posibilidad».

No sólo él bebe los vientos por la exgobernadora. Ella también ha expresado su sintonía política con el magnate. En otra información de «CNN» se recogen las declaraciones escritas por Palin en la web de noticias conservadora «Breitbart». Trump «está atrayendo a los americanos comunes, que están hartos de políticos tímidos y su parloteo predecible », escribió la ex candidata republicana.

A pesar de que sus muestras de apoyo no aportan pruebas sustanciales de conversaciones reales para acudir juntos a las hurnas en 2016, ambos se necesitan mutuamente. Palin carece de un proyecto político sólido en su futuro y Trump aún no ha designado a nadie para ser su candidato a la vicepresidencia.

«The New York Times», siempre precavido a la hora de informar sobre elucubraciones políticas, se ha limitado a señalar que Palin respaldó en el pasado las presiones del magnate para que Obama probase que era americano de verdad, y de paso que dejara claro que no era musulmán.

Aun queda tiempo para saber si esta alianza cuajará finalmente, pero lo que es seguro es que ambos aportarán más polémicas juntas que ningún candidato presidencial que Estados Unidos haya visto jamás.

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