Los números del terror de Boko Haram
A pesar de las recientes liberaciones masivas de rehenes, centenares de personas continúan en manos de la milicia islamista
A Binta Abdullah le dieron dos opciones: casarse antes de que naciera su bebé o ser vendida como esclava. Afortunadamente, la joven nigeriana sería liberada de su cautiverio apenas un día después de dar a luz.
Como ocurriera con Abdullah, que fue secuestrada hace más de un año, el reciente rescate por parte del Ejército nigeriano de 178 personas resucita viejas muescas de los crímenes de la milicia islamista de Boko Haram. La última liberación de rehenes tuvo lugar el pasado domingo en el estado de Borno y entre los rescatados se encontraban 101 menores de edad, 67 eran mujeres y diez varones adultos.
Los números del terror continúan aumentando: desde finales de abril, el Ejército nigeriano ha liberado, según fuentes marciales, a cerca de 1.000 mujeres y niñas del bosque de Sambisa , el nido de la serpiente de Boko Haram.
En este sentido, el Fondo de Población de Naciones Unidas (FPNU) confirmaba recientemente que un número «considerable» de las jóvenes excarceladas se encontraban embarazadas . Fuentes no oficiales elevan las mujeres encintas en más de 200. Son solo una parte de los crímenes que, de momento, logran salir a la luz: Se estima que Boko Haram ha secuestrado, desde principios de 2014, a más de dos mil niñas y mujeres.
Sin embargo, entre los rescatados no se encuentran las conocidas como «niñas de Chibok» , cuyas 219 vidas se esfumaron el 14 de abril de 2014 de esta pequeña comunidad del noreste de Nigeria, despertando una mediática campaña internacional bajo el lema #BringBackOurGirls.
En este sentido, la mayor parte de las jóvenes liberadas forman parte de secuestros más recientes que el de Chibok. Por ejemplo, un núcleo importante es originario de la comunidad de Gumsuri, en el estado de Borno, y que fue atacada el pasado mes de diciembre.
Y aquí, su prisión de destino no es otra que Sambisa, un bosque en la frontera entre Nigeria y Camerún que se extiende a lo largo de más de 60.000 kilómetros cuadrados.
Su suerte, también más que traumática. En un reciente estudio, («Those Terrible Weeks in Their Camp: Boko Haram Violence against Women and Girls in Northeast Nigeria»), la organización Human Rights Watch denunciaba cómo las mujeres y niñas secuestradas por el grupo islamista Boko Haram son obligadas a casarse, convertirse al Islam, soportar maltrato físico y psicológico, trabajos forzados, así como agresiones sexuales durante su cautiverio. El informe se nutría de entrevistas con más de 46 testigos y víctimas en los estados nigerianos de Borno, Yobe y Adamawa.
Más de un año de espera
La comunidad de Chibok, mientras, vive todavía en la incertidumbre. Según fuentes de seguridad consultadas por este diario, se teme que algunas de las jóvenes, o incluso todas, fueran asesinadas por la milicia islamista tras la recuperación de la ciudad de Bama por parte del Ejército de Nigeria a mediados de marzo pasado.
Poco antes de la huida final, Abubakar Shekau, líder de Boko Haram, dio la orden de eliminar a todas las mujeres en manos del grupo islamista para evitar que éstas cayeran en manos «infieles».
Decenas de vidas fueron cercenadas. No obstante, el Gobierno, de forma oficial, descarta esta hipótesis. En palabras de Mike Omeri, coordinador del Centro de Información de Nigeria, el Ejecutivo aún cuenta con la esperanza de lograr un desenlace feliz con las «niñas de Chibok».