Pierre Nkurunziza, reelegido presidente de Burundi, según la Comisión Electoral

La decisión del mandatario de presentarse para un nuevo término, a pesar de haber cumplido ya dos periodos de cinco años que marcaba la Constitución, amenaza la estabilidad del país, tras doce años de guerra civil

Pierre Nkurunziza, reelegido presidente de Burundi, según la Comisión Electoral efe

EDUARDO S. MOLANO

Ajeno a las protestas internacionales, el presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, prolongará su estancia en el poder otros cinco años años más, al haber sido reelegido con el 69 por ciento de los votos, según los datos provisionales ofrecidos este viernes por la Comisión Electoral del país africano.

Frente a a una amalgama opositora debilitada y donde solo destacaban algunos nombres como el de Agathon Rwasa (19% de los votos), Burundi celebraba el pasado martes elecciones presidenciales con vientos políticos huracanados.

Desde abril, al menos 77 personas han perdido la vida y más de 140.000 personas han abandonado el país ante las violentas protestas contra el actual mandatario y que tuvieron su punto álgido en una exigua intentona golpista.

«El actual clima de seguridad y (libertad) política no garantiza la celebración de unas elecciones libres y justas», había asegurado el opositor Jean Minani, antiguo portavoz de la Asamblea parlamentaria, en la previa electoral y quien, junto a los exmandatarios Domitien Ndayizeye y Sylvestre Ntibantunganya, rechazaba presentarse al esperpento. En este sentido, sus palabras han sido refrendadas este mismo viernes por los observadores de la Comunidad de Estados del Este de África desplazados al terreno , quienes denunciaban que los comicios no se han celebrado de manera transparente, pacífica, libre y justa. No obstante, los resultados definitivos oficiales no se darán a conocer hasta dentro de nueve días.

La crisis política tiene su origen en abril, tras la decisión de Nkurunziza de presentarse como candidato por el partido gubernamental CNDD-FDD para un nuevo término , a pesar de haber cumplido ya dos periodos de cinco años que marcaba la Constitución. Una decisión que los partidos opositores consideran amenaza la estabilidad del país, tras doce años de guerra civil. Días después de confirmarse su candidatura, el 13 de mayo, el general Godefroid Niyombare, exjefe del servicio de inteligencia burundés, anunciaba la destitución del presidente.

A la espera de reacciones

A pesar de ello, la alborada no fue dirigida desde las fuerzas opositoras clásicas, sino desde sectores del Ejército disidentes con el Ejecutivo. Por ello, ante la falta de apoyo en las calles (que no en las mentes), el levantamiento apenas se dilató durante tres días y quedó finiquitado con la detención de 18 militares de alta graduación que participaron en la intentona golpista.

No obstante, aún contenida la asonada militar, los disturbios civiles han crecido en el país, mientras continúan las deserciones políticas , como la huida hacia Bélgica del segundo vicepresidente del país, Gervais Rufyikiri, así como del presidente del Parlamento, Pie Ntavohanyuma, quienes exigían a Nkurunziza renunciar a un tercer mandato.

En este sentido, el general Leonard Ngendakumana, uno de los líderes del golpe fallido del pasado mes de mayo, aseguraba en una reciente entrevista «estar preparado» para expulsar, por la fuerza, al presidente Nkurunziza .

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