Las elecciones en Buenos Aires obligan a la oposición a Kirchner a revisar su estrategia

Mauricio Macri replantea su campaña presidencial después del ajustado triunfo de su candidato a la alcaldía de la capital

Las elecciones en Buenos Aires obligan a la oposición a Kirchner a revisar su estrategia reuters

carmen de carlos

El último día de la elección a alcalde en la ciudad de Buenos Aires dio paso al primero de la campaña nacional para suceder a Cristina Fernández de Kirchner en la presidencia de Argentina. Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires y candidato del Gobierno, calificó de «amarga» la victoria del Pro (Propuesta Republicana) de Mauricio Macri en la capital argentina. El gobernador aprovechó la ocasión para meterse de lleno en una campaña que arranca con un «resbalón» de Macri, cuyo candidato, Horacio Rodríguez Larreta, se impuso por una diferencia de apenas tres puntos cuando las expectativas no consideraban menos de diez.

El «revés» de la victoria ha puesto en tela de juicio la estrategia de Jaime Durán Barba, el ecuatoriano que diseña las líneas maestras de la vida política de Pro y de Mauricio Macri. Suya fue la idea de aceptar una alianza (Cambiemos) con socialdemócratas de la Unión Cívica Radical (UCR) y sectores progresistas como Eco, al que pertenece Martín Lousteau, adversario en la capital y responsable de lo ajustado del triunfo del domingo. Pero suya también fue la decisión de rechazar hacer concesión alguna a los socios e imponer la fórmula presidencial «Pro pura» , como le gusta decir. El resultado de esa cerrazón ha dado como lección que los aliados contra el kirchnerismo no fueron leales en la batalla de las urnas en el bastión capitalino de Pro y pueden no serlo en las elecciones presidenciales con Macri, el candidato opositor que tiene más calado en la población.

El escenario s orprendió a encuestadores y analistas locales pero también a un tercer hombre que permanecía en la oscuridad de la indiferencia, cuando hace un año despuntaba como favorito. Se trata del peronista Sergio Massa (Frente Renovador), que vio en la exigua victoria del Pro una oportunidad para resurgir de sus cenizas.

Zanjada la elección en Buenos Aires, se difundieron los primeros videos lanzados para seducir a la audiencia que vota. Massa, que pensaba que todo lo tenía perdido, no se anda con medias tintas y sencillamente reproduce los episodios más bochornosos de la larga década kirchnerista. Imágenes del violento exsecretario de Comercio, Guillermo Moreno, frases demoledoras de la presidenta («solo hay que temerle a Dios y a mí, en todo caso, también un poquito»), escenas de abusos policiales de la policía de Macri en un psiquiátrico y una recopilación de elementos beligerantes que pintan al kirchnerismo redondean su anuncio. La proclama final es simple: «El odio se va. El futuro nos pide un país unido».

Scioli se arropa en la versión «K» que cuenta la historia desde la cara y el relato de su protagonista. El tono, como el candidato, responde a maneras suaves, sin brusquedades y lejos del estilo de la presidenta de Argentina de ordeno, mando y, de paso, te humillo. Las formas es lo único que, gane quien gane en octubre –después de las primarias de agosto– serán, por fortuna para Argentina, otras. El «último país del mapa» para «construir sobre lo construido» y llegar a la «victoria» es el mensaje que se impone en el vídeo del representante del Frente para la Victoria que fundaron Néstor y Cristina Kirchner.

La hora del lanzamiento de Mauricio Macri Presidente se produjo en dos tiempos. El de su discurso electoral de la noche de los comicios porteños fue en primer lugar. El candidato que se identifica con el Partido Popular de España se destapó con un giro en su agenda y abordó de frente los temas que acarician la fibra sensible del nacionalismo y necesidad de los argentinos: planes sociales (subvenciones a la pobreza), YPF y Aerolíneas Argentinas. A renglón seguido, jubilaciones, libertad de expresión y justicia independiente. Su fórmula para todos estos asuntos fue, por un lado, la de garantizar que las empresas de bandera albiceleste se quedarán en casa pero serán «mejor administradas» y que «el plan universal por hijo» permanecerá como está porque es «un derecho». Las propuestas rozan temas propios del kirchnerismo pero tamizadas por el filtro de una economía de libre mercado de Macri.

Su vídeo de campaña le mostró, como uno más, mezclado con el pueblo. Estudiado hasta el milímetro, una imagen vale más que mil palabras , las que no pronuncia. En su lugar: abrazos, apretones de manos, un bailecito, mesa compartida con gente corriente de norte a sur de Argentina. Y el mensaje: «Estoy con vos».

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