David Cameron quiere que la BBC cobre por ver sus programas más atractivos
El Gobierno británico presenta su hoja de ruta para la cadena, a la que los tories acusan de izquierdismo
Admirada en todo el planeta y cuestionada en casa por quien manda. Tal es el panorama de la BBC. El ministro de Cultura británico, John Whittingdale, que se había distinguido como detractor de la cadena en su carrera como parlamentario, ha presentado en el Parlamento el libro verde del nuevo modelo de financiación y gestión del ente público, que debe implantarse el próximo año. En síntesis, quiere una BBC más pequeña y centrada en su carisma de servicio público, porque cree que «no puede hacer de todo para todo el mundo».
La reforma tiene mucho de guerra política , porque los conservadores –no sin cierta razón– acusan al consorcio de haber barrido para los laboristas en las elecciones generales de mayo . Los tories pasan ahora su factura y pretenden mermar el poder del gigante de la información y el entretenimiento, criticado hasta por acogotar a la prensa local con su política expansiva en internet.
De todas formas, el Gobierno ha sido al final menos duro de lo que se esperaba, porque incluso se había llegado a especular con que pretendía eliminar los programas de entretenimiento, tipo baile, canto y motor, que tanta audiencia reportan a la cadena («Strictly come dancing», «The voice» y «Top Gear»). Whittingdale concedió que la BBC debe continuar entreteniendo y afirmó que la quiere próspera, pero con una revisión de «su tamaño y ambiciones» .
Tanto la cadena como la oposición laborista rechazaron el borrador de reforma gubernamental . La BBC cree que la nueva filosofía la volvería «muy pequeña y menos popular». A su juicio, «sería algo malo para Gran Bretaña y ya no se trataría de la BBC que el público ha querido y admirado durante 90 años». Además, pide que los políticos no se inmiscuyan en la definición del modelo del consorcio, «porque ellos no son los dueños de la BBC, sino el público, ellos son nuestros accionistas, los que pagan el canon».
La BBC cuenta actualmente un presupuesto anual de 5.640 millones de euros . No ofrece publicidad y costea su inmensa estructura con un canon de 205 euros anuales que deben pagar, so pena de multas severas, todos los residentes en el Reino Unido que utilizan una radio o un televisor. Cada año son juzgadas unas 3.000 personas por ver la tele sin abonar el canon, de ellas 32 fueron a la cárcel en 2013. El sistema se ha tornado injusto, porque se da la paradoja que viviendo en Gran Bretaña se pueden ver sus programas vía web sin pagar nada, lo cual es discriminatorio para quienes acceden a los espacios mediante el televisor. En 2010 el Gobierno conservador congeló el canon.
El Ejecutivo de Cameron considera «regresivo» el canon por tener un televisor, porque obliga a pagar lo mismo a pobres o a ricos. En su propuesta pone sobre el tapete otros posibles modelos de financiación , como cobrar una suscripción por ver la BBC, financiarla con un impuesto sobre los hogares o simplemente reformar el canon. Entre las propuestas que se plantean está que empiece a cobrar por ver sus contenidos estelares, como sus grandes series o algunas emisiones deportivas. Ese modelo «Premium» crearía una BBC de dos velocidades, con una versión pelada de estricto servicio público y una más atractiva de pago.
En diciembre del próximo año toca revistar la norma que rige el funcionamiento de la BBC, la Royal Charter. Es entonces cuando se prevé que Cameron se vengue del izquierdismo de la BBC, que existe, basta con verla un poco, pero es bastante pulcro para los estándares de manipulación latinos. Otro pecado que se achaca a la BBC es que mira al Reino Unido con ojos demasiado londinenses y cosmopolitas , desdeñando el peso de la Inglaterra profunda y clásica, más conservadora.
La BBC ha sido además en los últimos tiempos fuente de escándalos , por los sueldos de sus estrellas, por el despido de Jeremy Clarkson de «Top Gear», debido a su comportamiento violento y faltón, o por cómo encubrió el caso de su afamadísimo presentador Jimmy Saville, que era en realidad un brutal depredador sexual, que llegó a abusar hasta de enfermos en los hospitales. El pasado miércoles un grupo de 24 artistas británicos de la escena y la televisión envió una carta a Cameron pidiendo que no desmantele la BBC. Según la prensa conservadora, la misiva fue instigada por la propia cadena.
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