Los otros países rescatados por la Unión Europea
Irlanda, Portugal y Chipre también fueron naciones que vivieron situaciones parecidas a la de Grecia
Irlanda: el «tigre celta» ha logrado enderezarse
Irlanda es un caso especial en los rescates que ha realizado Europa en estos años de crisis, y lo es porque en realidad lo que se rescató fue a los bancos de ese país, completamente aniquilados por el estallido de la burbuja inmobiliaria . El rescate de noviembre de 2011, como se acostumbra, fue mixto ya que del total de 85.000 millones de euros que se le dió al país los Estados miembros aportaron 45.000 millones y el resto salió de las arcas del Fondo Monetario Internacional (FMI). A cambio lo que también ya es costumbre: un plan de austeridad por valor de 6.000 millones de euros para reducir el déficit y la liquidación de los bancos que no eran solventes, al margen de la creación de una especie de «banco malo» donde se colocaron los activos tóxicos. El tipo de interés de los préstamos fue del 6% aunque con la relajación de las tensiones en los mercados financieros y la bajada del precio oficial del dinero hasta mínimos históricos Dublín ha intentado renegociar a la baja el interés. España aportó 2.600 millones de euros para este rescate. Esta operación de salvamento ha sido un éxito porque el «tigre celta», como se conoce familiarmente al país, ha permitido que haya recuperado el crecimiento económico ya que en 2014 creció un 4,8% en tasa interanual, al mismo tiempo que ha reducido el déficit al 4,1% y la deuda pública a tan sólo el 109,7% desde niveles muy superiores. Y el precio de las casas está volviendo a subir
Portugal: en vías de recuperar la competitividad
Portugal fue el tercer país que tuvo que pedir ayuda financiera externa ante las tensiones que había en el mercado de deuda y que prácticamente le hacían imposible financiarse ya que, en abril de 2011, el interés que pedían los inversores por comprar su bono a 19 años era del 9%. La verdad es que en esa época había mucho efecto contagio entre los países periféricos de Europa y, normalmente, cuando subía la prima de riesgo de uno de ellos casi inmediatamente se contagiaba al resto, algo similar a lo que se ha visto ahora con el tema de Grecia pero muchísimo más extremo.
En el caso de Portugal, país que recibió 78.000 millones de euros también a un tipo de interés del 6% , el rescate también fue a cargo de los países europeos y del Fondo Monetario Internacional. Al igual que en el resto de casos el Gobierno tuvo que aprobar un estricto plan de austeridad que supuso subir el IVA, bajar las pensiones, subir impuestos y recortar el gasto público, lo que se ha traducido en unos años complicados para los ciudadanos en el país luso pero que, sin embargo, ahora se está enderezando ya que en 2014 creció un 0,9%, que no es para tirar cohetes pero sí significativo si se tiene en cuenta que en 2013 la economía portuguesa se contrajo un 1,6%. El paro también, después de un par de años subiendo ha empezado a bajar y el año pasado cerró en el 14,1% frente al 16,4% de 2013, igual tendencia que ha seguido el déficit público, que pasó del 4,8% del PIB al 4,5% en 2014. Ahora el objetivo es recuperar la competitividad perdida.
Chipre: camino hacia la salida de la recesión
Chipre es un caso muy singular en la historia de los rescates europeos ya que recibió 17.000 millones de euros en marzo de 2013, de los que 10.000 salieron de los países europeos y el resto de quitas aplicadas a los depositantes y accionistas de los bancos chipriotas que tenían activos de un valor superior a los 100.000 euros.
En Chipre se produjo también el primer «corralito» o sistema de control de capitales de Europa , triste situación en la que ha entrado Grecia también estos días.
La realidad es que este país, muy especial ya que es muy pequeño, tenía un sector financiero demasiado grande y voluminoso para lo que es el país en sí y en parte fue el origen de su colapso ya que sus bancos estaban llenos de depósitos de ciudadanos rusos que, cuando se acabó el «corralito», corrieron a retirar sus fondos.
Este país, fruto de sus especiales características como son la de un sector bancario hipertrofiado, no ha logrado recuperar la senda del crecimiento económico , a diferencia de lo que ha ocurrido en Irlanda o en Portugal. La economía chipriota se redujo el año pasado un 2,3%, lo que es una tasa negativa pero inferior al 5,4% en que retrocedió en 2013. El paro, sin embargo, sigue sin mejorar ya que el 2013 estaba en el 15,9% de la población activa, mientras que el año pasado subió ligeramente, hasta el 16,1%. El déficit ha seguido creciendo ya que ha pasado del 4,9% al 8,8%.
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