el desafío populista griego: análisis
Un vértigo general
Grecia no escuchó las voces de alarma y camina obcecada hacia el abismo. No será la primera vez en la historia en que un pueblo decide suicidarse
![Un vértigo general](https://s3.abcstatics.com/Media/201506/30/analisis%20grecia%20hermann%20tertsch--644x362.jpg)
Hay momentos en la historia en los que alguna nación decide suicidarse . En Atenas ayer todo era normalidad aparente a cuatro días de un referéndum que en principio no es sino una vulgar trampa. Una vulgar añagaza de un primer ministro Alexis Tsipras al que no importa que el paciente muera con tal de poder imponer él al mundo el nuevo tratamiento.
Dice que su forma de solucionar los males es una novedad, pero se parece como una gota a otra a aquellos tratamientos de renovar el mundo que no trajeron más soluciones que la tragedia, la miseria y la muerte. Pero el referéndum ya está aquí, para pedir a los griegos que decidan si aceptan una oferta que ya no está vigente . Porque desde las 00.00 horas de hoy ya no hay plan y lo que hay es la quiebra de un estado miembro de la Unión Europea y del euro.
El país quebrado comparte moneda con otros muchos. Y su quiebra pone en peligro a todos. Por mucho que todos se hayan preparado para esta circunstancia en estos pasados meses y años. Los griegos viven hoy en un estado que no sabe cómo va a pagar sus salarios en semanas. Quienes pueden, trabajan durante el día, pero cuando cae la noche, todos están pendientes de las novedades que pueden sucederse y cambiar de signo en horas y tener un dramático efecto sobre sus vidas para siempre. Hay un vértigo general que aflora.
También en el centro, la escena política de la nación, donde el lunes se manifestaron los partidarios de rechazar la oferta de la Unión Europea y los acreedores. Y ayer lo hacían en idéntico lugar, en la Plaza de Syntagma, los partidarios de aceptar esa oferta. No porque la consideren buena, sino por el temor a que el «no» sea la señal de que el juego se ha acabado, de que la estrategia del gobierno comunista de Syriza, surgido de las urnas este año, ha llevado en cinco meses a esa salida del euro, quién sabe si también de la Unión Europea y desde luego a una catástrofe histórica para Grecia.
Echarle la culpa a otros
El juego de Syriza ha gustado a los griegos en general cuando se trataba de chantajear a la UE y poder echarle la culpa a otros de los problemas propios. Pero ahora muchos ven llegada la hora de la verdad y que Tsipras, que se ha erigido en enemigo de Europa, está escenificando su apuesta máxima sin reparar en daños para nadie. Mientras, enfrente tiene a sus socios, liderados por una Merkel que quiere evitar como sea la salida de Grecia. Pero que ya sabe que no puede ser a toda costa. Porque crujen ya todas las cuadernas del andamio de la UE ante un desafío que era una ofensa permanente pero que ya es una agresión a los demás miembros del club comunitario.
Lo dicho, hay momentos en los que una nación decide suicidarse. O automutilarse gravemente para muchas generaciones. Algunas de las sociedades más modernas y sofisticadas en el siglo XX tomaron en algún momento decisiones que no habría sido muy difícil desenmascarar desde un principio como catastróficas. Y sin embargo no hubo allí nadie que tuviera a un tiempo el poder y la valentía para impedirlo.
Cuando una comunidad humana se obceca puede ir muy lejos en su propia destrucción. El hecho de estar en el seno de la comunidad de derecho más grande, rica y democrática del mundo daba a Grecia la seguridad de tener muchas voces de advertencia y alarma. No ha escuchado ninguna. Estamos ante una agresión del neocomunismo de Syriza contra la propia existencia del proyecto de la Europa unida. Si los griegos han decidido darle apoyo y cobertura, se suicidan como sociedad democrática con esperanzas de prosperidad. Pero Europa no puede mantener una situación que ya supone un peligro directo para su propia integridad. Al margen de Grecia.
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