Los ulemas de Karachi levantan el ayuno cuando los muertos por el calor superan los 1.000

El consejo religioso de la ciudad más populosa de Pakistán permite beber agua durante el Ramadán si hay peligro de muerte

Los ulemas de Karachi levantan el ayuno cuando los muertos por el calor superan los 1.000 efe

f. de andrés

Cinco días después de que los termómetros en Karachi batieran récords históricos, y cuando los muertos por la ola de calor superan los 1.000, el organismo religioso de la primera ciudad de Pakistán emitió una fatua por la que autoriza la ingesta de agua a quienes se sientan enfermos. La súbita subida de las temperaturas ha coincidido este año con el comienzo del mes de Ramadán , el ayuno obligatorio de los musulmanes, que establece la prohibición de comer y de beber incluso agua desde la salida del sol hasta la noche.

Los servicios de urgencia y las morgues de Karachi, la ciudad más industrial y populosa de Pakistán, no dan abasto desde hace una semana. El Gobierno ha decretado el estado de emergencia en todos los organismos públicos, pero la industria y la construcción siguen su ritmo ajenos a la tragedia. Al igual que la atmósfera religiosa, que impone durante el día restricciones al comercio y a la venta de comida y bebida por el Ramadán.

Las autoridades hospitalarias indican que la mayoría de los muertos por deshidratación corresponden a personas mayores de 50 años, mendigos y vagabundos, pero hay una proporción alta de gente joven de clase pobre que trabaja al aire libre en la construcción . Los informes describen aglomeraciones en los centros comerciales donde, con dificultad, funciona el aire acondicionado. Los problemas en el abastecimiento de electricidad, endémicos en Pakistán, se han agudizado en estas fechas.

La Prensa paquistaní centra sus críticas en el gobierno local -que a su vez las traslada al gobierno central que preside Sharif- por su impotencia para solucionar la crisis del suministro eléctrico, imprescindible para el funcionamiento del aire acondicionado y de los ventiladores. Los columnistas exigen a los políticos que salgan de sus residencias refrigeradas con generadores, y participen del drama de la gente normal. Pocas críticas se han oído respecto al Ramadán debido a la progresiva atmósfera islamista que registra Pakistán. Pese a que en teoría el islam permite muchas excepciones a la rigidez del ayuno cuando está en juego la salud, ha sido precisa casi una semana y la vertiginosa escalada de muertes en las calles para que el Comité Central que regula el Ramadán en Karachi dictara la posibilidad de beber en caso de necesidad.

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