Los claroscuros de la condena a muerte del expresidente egipcio Mohamed Mursi

El líder islamista está acusado por su huida de la cárcel en enero de 2011, durante la revuelta que derribó a Hosni Mubarak

Los claroscuros de la condena a muerte del expresidente egipcio Mohamed Mursi afp

silvia nieto

La justicia egipcia confirmó este martes la condena a muerte del expresidente del país, Mohamed Mursi, por su huida de la cárcel de Wadi Natroun en enero de 2011 , durante la revuelta que derribó el régimen de Hosni Mubarak. Mursi perdió el poder tras el golpe de Estado militar de julio de 2013. Como líder del Partido de la Libertad y la Justicia, el brazo político de los Hermanos Musulmanes, el líder islamista fue retenido en una prisión tras ser derrocado.

El régimen autoritario resultante del golpe de Estado, encabezado por el general Al Sisi, persigue desde entonces a los miembros de la cofradía . En diciembre de 2013, el Gobierno egipcio declaró grupo terrorista a los Hermanos Musulmanes. Sin embargo, la postura del nuevo presidente ante esta agrupación, fundada en 1928, no está clara.

«Racionalmente, el coste a nivel de conflictividad en las calles que pudiera tener ejecutar la sentencia a muerte cambiaría el escenario», explica Eduard Soler, investigador especialista en el mundo Mediterráneo del CIDOB de Barcelona. Sobre todo porque el anterior expresidente derrocado, Hosni Mubarak, no es hostigado por la justicia como el político miembro de los Hermanos Musulmanes. «Ese contraste podría encender los ánimos», indica el especialista.

Para Soler, la confirmación de la condena a muerte «es una pieza más de un culebrón judicial» y subraya que los abogados de Mursi tienen la posibilidad de presentar un recurso que finalmente le salve. Su compañero de condena Mohamed Badía, líder espiritual de los Hermanos Musulmanes, también puede perder la vida. Aunque el investigador señala que Al Sisi tiene «una carta guardada que utilizará cuando le convenga», consistente en librar a los dos presos de su condena, realizar «un gesto de conciliación» y mostrarse como un líder «magnánimo».

Pese a que «de momento el Gobierno egipcio sigue con la política de mano de hierro» contra la cofradía, el juego geopolítico puede servir de resorte para un cambio de actitud. Las especulaciones señalan que su origen estaría en Arabia Saudí , el país que encabeza la coalición internacional que bombardea a los rebeldes hutíes de Yemen desde el 26 de marzo y en la que participa Egipto. En esa guerra, los Hermanos Musulmanes combaten del lado de los Saud, dado «que apoyan al presidente yemení en el exilio», Abd Rabbuh Mansur al-Hadi, refugiado en Ryad por la ofensiva insurgente. Una confluencia de intereses que quizá mejore la actitud de Al-Sisi ante la cofradía.

En la historia de Egipto, e l auge de «la violencia de los grupos islamistas fue precedida por la represión del Estado , dado que se producían procesos de radicalización en las cárceles y por la clandestinadad», añade Soler. Como sucedió el 26 de octubre de 1954, cuando un miembro de los Hermanos Musulmanes intentó asesinar al por entonces presidente del Consejo de la Revolución, Gamal Abdel Nasser. El líder había decretado meses antes la disolución de la cofradía. «El pasado demuestra que terminar con los líderes no es terminar con la organización», puntualiza el investigador.

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