El FMI suspende la negociación con Grecia por la falta de avances
El presidente del Consejo Europeo, el siempre discreto Donald Tusk, lanzó la más severa advertencia contra el Ejecutivo de Alexis Tsipras al que le dijo que «se ha terminado el juego»
Las instituciones acreedoras han decidido intensificar la presión sobre el Gobierno populista griego para que acepte sus exigencias a cambio de nuevas ayudas financieras que le salven de la quiebra. Desde Washington, el Fondo Monetario Internacional (FMI) enfrió cualquier análisis optimista al afirmar que las posiciones están tan alejadas como el primer día, por lo que sus representantes han regresado a su sede. Al tiempo que desde en Bruselas el presidente del Consejo Europeo, el siempre discreto Donald Tusk, lanzó la más severa advertencia contra el Ejecutivo de Alexis Tsipras al que le dijo que «se ha terminado el juego».
«Existen grandes diferencias. No ha habido progresos para eliminar estas diferencias en los últimos días, y estamos bastante lejos de un acuerdo», dijo ayer Gerry Rice, el portavoz del FMI en su rueda de prensa quincenal al referirse a la ausencia de resultados en las reuniones que han tenido lugar en Bruselas con los expertos negociadores. La vuelta del equipo ante la falta de resultados no es una ruptura total delas negociaciones, pero el funcionario dijo que «la pelota ahora se encuentra en el lado de Grecia» puesto que las diferencias insalvables se mantienen en dos áreas que el FMI considera esenciales para que la economía helena pueda recuperar la sostenibilidad: la financiación de las pensiones y la estructura impositiva del IVA.
En la capital comunitaria, donde se han sucedido varias reuniones del propio Tsipras con los dirigentes de Alemania, Angela Merkel, Francia, Francois Hollande, o Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, se escuchó ayer la voz del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que no acostumbra a intervenir en este debate. Tusk viene de un país –Polonia- que no ha entrado aún en la moneda única, pero eso no le impide ser el presidente en caso de que se convoque una cumbre de presidentes o primeros ministros de los países de la zona euro. Y como él mismo dijo en la conferencia de prensa final de la cumbre UE-América Latina, hasta ahora «me he mantenido más bien discreto y neutro sobre este tema».
Sin embargo, eso no le impidió lanzar la que ha sido probablemente la advertencia más severa a Grecia de las que se han escuchado públicamente en la capital comunitaria: «Ha llegado el momento de tomar una decisión. Ahora necesitamos decisiones y no más negociaciones . El gobierno griego tiene que ser un poco más realista. Los tiempos no están para seguir regateando. El juego ha terminado. La próxima reunión del Eurogrupo [el próximo día 18] será de importancia decisiva, porque no tenemos más tiempo».
La admonición de Tusk junto con el jarro de agua fría del FMI dejan las cosas otra vez en una situación más que preocupante para Grecia que debe ser capaz de pagar 1500 millones de euros al FMI a finales de este mes para evitar la bancarrota y probablemente un control de capitales de todo el sistema bancario. Tsipras salió de la ronda de reuniones en Bruselas repitiendo sus tradicionales promesas de seguir «trabajando en un acuerdo que permita a Grecia recuperarse en condiciones de cohesión social y de viabilidad de su deuda», es decir, sin señales de que vaya a mover ficha.
La conclusión que se impone después de la última semana es que a Grecia se le ha terminado el margen de maniobra y que ni sus socios europeos ni el FMI quieren rebajar sus exigencias. Y a pesar de ello, precisamente ayer el Gobierno griego celebró la reapertura de la televisión pública ERT cerrada por el anterior gobierno conservador para ahorrar parte de los 300 millones de euros anuales que cuesta. El nuevo ejecutivo hizo de la televisión uno de sus símbolos y ayer celebró la vuelta de las emisiones como «una victoria de la democracia».
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