Estados Unidos critica el deterioro de la democracia en el Egipto de Al Sisi
En un informe presentado al Congreso, se afirma que continuará la cooperación militar pese la deriva autoritaria del país africano
Estados Unidos ha criticado el deterioro democrático en Egipto, pero mantendrá las ayudas militares que proporciona al régimen de Al Sisi. Así lo explica un informe oficial presentado en el Congreso de la nación americana este domingo. El documento detalla los claroscuros de las relaciones bilaterales entre ambos países.
Según explica el informe, ambas naciones «tienen intereses comunes en combatir las amenazas transnacionales» en la región. Estados Unidos desea que Egipto matenga su tratado de paz con Israel y que luche contra la amenaza terrorista, además de que apoye sus «operaciones militares» y garantice «la seguridad en el canal de Suez». El documento también destaca el apoyo egipcio en los ataques realizados contra Estado Islámico en Irak y Siria , y su participación en la coalición internacional, liderada por Arabia Saudí, que bombardea a los rebeldes hutíes en Yemen desde finales de marzo.
Las críticas llegan después. El golpe de Estado de julio de 2013 alzó al poder al general Al Sisi y derrocó al presidente islamista Mohamed Mursi. A partir de entonces, «ONGs en defensa de los derechos humanos y activistas de la sociedad civil describen una constante reducción de espacio para disidentes pacíficos». Una situación agravada por las 16.000 detenciones realizadas , según datos oficiales proporcionados por las autoridades egipcias, entre el alzamiento militar y este mes de marzo. «Muchos de los detenidos están acusados de pertenecer a los Hermanos Musulmanes o de violar la ley de manifestaciones», que no está en consonancia «con los estándares internacionales para proteger la libertad de reunión».
El expresidente Mohamed Morsi fue condenado a muerte de forma provisional a mediados de marzo. El día 16 de este mes de junio se conocerá si finalmente es ejecutado o no. El líder encarcelado pertenece al Partido de la Libertad y la Justicia, el brazo político de los Hermanos Musulmanes. La relación de las autoridades egipcias con esta cofradía, declarada grupo terrorista tras la llegada de Al Sisi al poder, siempre ha sido conflictiva y ha teñido de sangre la historia del país de El Nilo .
Una relación difícil
La cofradía islamista Hermanos Musulmanes nació en 1928, fundada por Hasan Al-Sana. El líder pretendía combatir «el parlamentarismo, el "laicismo" y la occidentalización de la cultura», según indica Bárbara Azaloa en su libro «Historia del Egipto contamporáneo». L a organización cimentaba sus ideas en tres ejes : «pensar el islam como sistema global de vida», establecer «El Corán como ley» y considerar «al profeta Mahoma como modelo».
Unos requisitos que Gamal Abdel Nasser no cumplía. En junio de 1953, Egipto abolió la monarquía y nació la república. Durante los tres años siguientes, el militar consolidó su poder, pero su camino no fue sencillo. En un primer momento, el nuevo régimen se mostró proclive a los Hermanos Musulmanes, pero las buenas relaciones duraron poco. El por entonces líder de la cofradía, Hasan al-Hudaibi, consideraba que el sistema instaurado no gobernaba siguiendo los dictámenes de «la ley de Dios» . Por ello prohibió a sus seguidores cualquier participación en política.
En enero de 1954, Nasser decretó la abolición de los Hermanos Musulmanes. Aunque el momento más grave del enfrentamiento se produjo en octubre de ese año, cuando un miembro de la cofradía intentó matar al político durante un acto celebrado en Alejandría . Nasser salió indemne y emprendió una campaña de persecución contra los islamistas: unos 1.000 fueron arrestados y condenados. Algunos de ellos, ejecutados.
Nasser murió en septiembre de 1970. En octubre, Anwar el-Sadat fue nombrado jefe de Estado. El nuevo líder egipcio adoptó una postura diferente a la de su ancesor respecto a los Hermanos Musulmanes. En septiembre de 1971, ordenó que muchos opositores, entre ellos miembros de la cofradía, salieran de prisión . La Constitución aprobada ese mismo mes también estableció que el islam era la religión del país y la fuente de la legislación. Pero en 1981, el político encarceló a Omar al Tilmisani, cabeza de la fraternidad, por su presunta implicación en una conspiración. El 6 de octubre de ese año, el-Sadat fue asesinado durante un desfile militar por un comando islamista.
Su sucesor fue Hosni Mubarak, el presidente derrocado por las revueltas de 2011 . Aunque durante sus primeros años mostró una actitud conciliadora hacia los islamistas, sus políticas cambiaron con el tiempo. Los Hermanos Musulmanes constituían el principal foco de la oposición y contaban con una importante representación parlamentaria. Durante las elecciones legislativas de 1987, obtuvieron 38 escaños y se convirtieron en una amenaza para las autoridades egipcias. La relación de Mubarak con la fraternidad siempre se balanceó entre la tolerancia y la represión política.