La Nobel de la Paz birmana visita China con el morbo de saber si pedirá más libertad política

Aung San Suu Kyi se reunirá con el presidente Xi Jinping, que mantiene en la cárcel a otro galardonado con dicho premio, Liu Xiaobo, por reclamar democracia

La Nobel de la Paz birmana visita China con el morbo de saber si pedirá más libertad política afp

pablo m. díez

En una visita llena de morbo político, la Nobel de la Paz birmana Aung San Suu Kyi llega este miércoles a China, donde otro galardonado con dicho premio, Liu Xiaobo , se pudre en la cárcel por defender lo mismo que le llevó a ella a pasar casi dos décadas bajo arresto domiciliario: la democracia. Como responsable de la Liga Nacional para la Democracia (LND), el principal partido opositor de Myanmar (nombre oficial de la antigua Birmania), Suu Kyi se reunirá de aquí al domingo con el presidente chino, Xi Jinping, y el primer ministro, Li Keqiang. Ambos pretenden estrechar relaciones con «La Dama», como es popularmente conocida, porque todo indica que la LND ganará las elecciones birmanas que se celebrarán a finales de este año, las primeras libres de los últimos 25 años.

Redactada por la anterior Junta militar, la actual Constitución birmana prohíbe a Aung San Suu Kyi presentarse a dichos comicios por haber estado casada con un extranjero, pero su partido está presionando para cambiar tan arbitraria norma. Lo consiga o no, su poder será notorio si la LND vence en esas elecciones porque Suu Kyi es la política más admirada del país por su lucha en pos de la democracia. Aunque los encuentros que mantenga con Xi Jinping y Li Keqiang han sido organizados por sus respectivos partidos, las futuras implicaciones estatales de este viaje son más que evidentes.

«Creemos que Aung San Suu Kyi se convertirá en una buena amiga de China», ha vaticinado en un editorial el periódico «Global Times» , altavoz del Partido Comunista. Cortejando a «La Dama», el autoritario régimen de Pekín pretende no perder su influencia en Birmania, donde sigue siendo el mayor inversor extranjero pese a que el actual Gobierno se ha abierto a otros países occidentes dentro de sus políticas reformistas. Gracias a esta apertura, los birmanos han logrado parar la construcción de la presa de Myitsone, financiada con fondos chinos en el río Irrawaddy, y amenazan con poner en riesgo otros proyectos liderados por Pekín, interesado en los ricos recursos naturales de este país.

La «Mandela de Asia»

Además de considerar a Myanmar un vecino estratégico como puerta de salida al Océano Indico y la Bahía de Bengala, el régimen chino quiere apaciguar la tensión en su frontera, sacudida con frecuencia por los combates entre el Ejército birmano y las guerrillas étnicas que controlan buena parte del territorio.

Pero, al margen de estos asuntos de Estado, hay curiosidad por saber si Aung San Suu Kyi, apodada la «Mandela de Asia», eleva su voz por la democracia y los derechos humanos en China. En una entrevista concedida a ABC tras su liberación en 2010 , ya mostró su carácter pragmático al asegurar que «los intereses comerciales están por encima de los derechos humanos» y que le gustaría tener «buenas relaciones con China porque no somos enemigos solo por querer democracia».

Los disidentes y grupos defensores de los derechos humanos confían en que Aung San Suu Kyi recuerde a Liu Xiaobo, otro Nobel de la Paz que ha pagado con la cárcel su lucha por la libertad. Pero temen que, movida por sus intereses nacionales, guarde un silencio tan sepulcral como el que ha mantenido sobre los refugiados «rohingya», la etnia musulmana perseguida en su país por la mayoría budista y a la que incluso se le niega la ciudadanía.

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