Sexo callejero y a plena luz del día en el corazón histórico de Roma

Roma sigue aún conmocionada por el escándalo de corrupción que llevó el miércoles a la detención de 44 personas, entre ellas empresarios y políticos locales de derecha y de izquierda. La investigación, bajo el nombre de «Mafia Capital», pone al descubierto cómo bandas, con influencias en el ayuntamiento romano y en la Región del Lazio, se repartían importantísimas ganancias, manipulando en su beneficio incluso el dinero destinado a los centros de acogida de inmigrantes. Todo un descrédito de la política y alimento del populismo y de los partidos antisistema, con graves repercusiones para la imagen de Roma y de Italia.

A este escándalo se suma otro que sirve para reflejar el deterioro de la ciudad. En la página web « Roma fa schifo » (Roma da asco), que recoge las miserias humanas y materiales de la capital, publica la foto de una pareja haciendo sexo, a las tres de la tarde, en medio de basuras, en el corazón del centro histórico, en Trastevere, uno de los barrios más populares de la ciudad, con ambiente genuinamente romano.

La escena se produce frente a uno de los cines más famosos de la ciudad, el Nuovo Sacher del actor y realizador Nanni Moretti. «Desgraciadamente esto no es un film, es sólo el enésimo episodio de tristeza y deterioro», denuncia la web.

La foto ha sido ampliamente difundida en las redes sociales y en numerosos medios. El periódico «Il Messaggero» de Roma denuncia: «Si los romanos están ya obligados a tolerar la suciedad y la dejadez que hacen estragos en las calles y en los lugares más hermosos de la capital, al parecer esto no es suficiente. Porque a veces, a esas escenas ya de por sí escuálidas, se suman otras realmente propias de barrio de chabolas, aunque en realidad se producen en el corazón del Trastevere». Algunos ciudadanos romanos no se cansan de denunciar episodios como este u otros casos de grave deterioro, mostrando que aún conservan la fuerza para indignarse. Otros, como subraya «Il Messaggero», prefieren ya tomárselo a broma y muchos, quizás la mayor parte, terminan por resignarse.