Erdogan reconoce que ya no podrá gobernar en soledad en Turquía
El presidente pide «responsabilidad» a la oposición después de perder la mayoría absoluta en las legislativas
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha admitido este lunes que no podrá gobernar en soledad, tras el duro revés que sufrió su partido en las elecciones legislativas del domingo. «Los resultados actuales no permiten a ningún partido formar solo un gobierno», reconoció el mandatario, después de haber perdido su mayoría absoluta en el Parlamento.
«En este nuevo proceso, es de una importancia crucial para todos los partidos políticos actuar con la sensibilidad necesaria y adoptar una actitud responsable para preservar el clima de estabilidad y de confianza, así como nuestros logros democráticos», sostuvo Erdogan en un comunicado.
El partido islamista de la Justicia y el Desarrollo (AKP), que ha gobernado en solitario Turquía durante 13 años, venció en las elecciones generales de ayer con el 40,8% de los votos, pero perdió su mayoría absoluta parlamentaria: obtuvo 258 de los 550 escaños.
Aparte de bajar nueve puntos porcentuales, el factor clave que explica la sangría de escaños del AKP es el éxito del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), izquierdista y prokurdo, que al superar el umbral electoral del 10% entra por primera vez en el Parlamento como partido con lista única. Hasta ahora, solo tenía representación parlamentaria a través de candidatos independientes.
Con el 100% de los votos contados, el segundo más votado es el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), con un 25,1%, delante del partido de Acción Nacional (MHP), con el 16,4%.
El HDP logra un histórico 12,9%, gracias no sólo al voto masivo de la población kurda del sureste, sino también al apoyo de un importante sector de la izquierda en toda Turquía. La participación electoral llegó al 86,3%, muy cerca de la tasa registrada en las elecciones de 2011.
Así las cosas, el AKP se hace con 255 escaños, mientras que el CHP tendrá en la nueva Cámara 135 diputados, el MHP 82 y el HDP 80, según calcula la agencia semipública Anadolu.
Este resultado deja al AKP a 21 escaños de la mayoría absoluta y es considerado por los analistas y la prensa local como un gran fracaso para Erdogan, quien esperaba obtener más de 330 diputados.
Adiós a la reforma constitucional
Un resultado por encima de 60% le habría permitido al AKP someter a referéndum una reforma constitucional para ampliar los poderes del presidente, pero ahora «Erdogan debe olvidarse del sistema presidencialista», como dijo el conocido analista político Seyfettin Gürsel a la emisora CNNTürk .
En lugar de mantenerse neutral en la campaña electoral, tal y como exige la Carta Magna, el presidente atacó una y otra vez al HDP y pidió casi abiertamente el voto para el AKP, el partido que él mismo fundó en 2001 y dirigió hasta el verano pasado.
Su aliado y sucesor al frente del Gobierno, Ahmet Davutoglu, destacó hoy en un discurso en la sede del partido del AKP que a pesar de todo, el partido islamista sigue siendo el más votado.
«Esta noche es un nuevo comienzo y nos esperan mayores logros. Todos deben ver que el AKP ha ganado estas elecciones y es el número uno», manifestó el primer ministro.
Vuelco electoral
El resultado de las elecciones de ayer supone el mayor cambio en el panorama político de Turquía en más de una década. El AKP de Recep Tayyip Erdogan ve por primera vez cómo su poder se erosiona hasta el punto de complicar sus opciones de gobierno. El AKP obtuvo un resultado que cabe considerar desastroso para los islamistas, no solo porque supone una pérdida de ocho puntos respecto a las elecciones anteriores, sino porque, con la irrupción del HDP como cuarto partido en el Parlamento, el nuevo reparto de escaños deja al partido gobernante con unos escasos 260 diputados.
Garantizar estabilidad
No ha sido por no haberlo intentado. «El AKP es el único partido que garantiza la estabilidad, cualquier otro gobierno nos llevaría al desastre», dice Ahmet Torun en el momento de depositar su voto, reproduciendo los argumentos que el partido ha repetido de forma machacona durante meses. «Erdogan es quien ha hecho crecer la economía turca, quien ha puesto al ejército en su sitio, y además ahora la sanidad funciona mucho mejor», asegura.
Un argumento interesante, dado que Erdogan, como Presidente de la República y por lo tanto supuestamente imparcial, no concurría en los comicios. Pero el mandatario turco, como fundador del AKP, ha estado haciendo campaña activamente a favor de esta formación. Erdogan había llegado a pedir «cuatrocientos escaños» para el partido gobernante.
Pero esta insistencia solo ha servido para agrupar a los demás votantes en su contra. «Ha llegado el momento de que el AKP salga del poder, por todo lo que ha hecho. Es la única manera de que nos salvemos», asegura Hazel, una estudiante de 21 años que vota por el Partido Comunista, al que considera «la mejor opción para el desarrollo del país». Otros muchos militantes de izquierdas, sin embargo, han optado por el «voto útil» que, según consideran, representa el HDP.
«Yo voy a votarles porque es el único partido que representa el arcoiris de sectores sociales de lo que hoy es Turquía», dice Can. «No es cierto», le interrumpe su mujer, Sevda, que, como en ocasiones anteriores, ha optado por el Partido Republicano Popular (CHP). «Has votado por los terroristas. Esos solo apoyan a Apo», dice, utilizando el diminutivo de Abdullah Öcalan, el encarcelado líder de la guerrilla kurda del PKK.
Los presuntos vínculos del HDP con el movimiento guerrillero, sin duda, les han restado importantes apoyos entre muchos turcos, a pesar de sus intentos por superar la etiqueta de «partido de los kurdos» abriéndose a otras minorías. «Comparado con todos los demás, es el único partido democrático», afirma Mehmet Kara, de 35 años. «¿No es el HDP el que más favorece a las mujeres? En nuestro partido hay una cosecretaria general, en toda Europa no hay otro partido igual», indica.
Posibles alianzas
La estrategia de apertura, en cualquier caso, ha sido lo suficientemente exitosa como para abrirles las puertas del Parlamento. En esta situación, el AKP podría verse obligado a gobernar en minoría, si no logra formar una coalición con ninguno de los partidos opositores. El socio más probable sería el ultranacionalista Partido de Acción Nacional (MHP), que a pesar de haber basado su campaña en la presunta corrupción del gobierno de Erdogan, parecen estar considerando seriamente la posibilidad de una alianza. «Nuestro objetivo era formar un gobierno de un solo partido. Pero de acuerdo con los resultados electorales, sería correcto que nuestros centros de decisión estudien la posibilidad de una coalición», afirmó el líder del grupo parlamentario, Oktay Vural.
El presidente tiene ahora 45 días para decidir si convoca nuevas elecciones. En caso de hacerlo, estas podrían celebrarse en un plazo máximo de un año, durante el cual se mantendría el gobierno actual. La sociedad turca, en cualquier caso, ha gritado su rechazo al autoritarismo creciente de Erdogan y a su intento de controlarlo todo en Turquía.
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