El Estado Islámico declara la guerra a las milicias armadas de Libia
El país magrebí, bajo el desgobierno y la violencia, cada vez se parece más a Siria
Cuatro años después de la explosión de la Primavera Árabe la violencia y el desgobierno han llevado a Libia y Siria a parecerse cada vez más. Los terroristas del Estado Islámico (EI) siguen ganando posiciones y han declarado la guerra a las milicias armadas locales herederas del derrumbamiento de la dictadura de Muamar Gadafi.
Un terrorista a bordo de un coche bomba ha matado a cinco combatientes en un control de carretera a la entrada de Dafiniyah, entre Zliten y Misrata, al este de Trípoli, según informa la agencia France Presse citando a un portavoz de Fajr Libia, las milicias islámicas próximas al autoproclamado gobierno de la capital del país.
El EI ha reivindicado el ataque en su cuenta de Twitter caitando como autor al tunecino «Abou Wahib al-Tounsi». La agencia local Lana, próxima al Ejecutivo de Trípoli, que la comunidad internacional no reconoce, añade que son siete los milicianos heridos. En esa misma red social han asegurado a las milicias islamistas, a las que consideran apóstatas y desviadas de la verdadera religión, que deben estar listas para la «guerra».
Desde el verano de 2014 el país cuenta con dos gobiernos y dos parlamentos. El autoproclamado en la capital desplazó al reconocido por la comunidad internacional, asentado desde entonces en Tobruk, en el este del país, cerca de la frontera egipcia y a más de mil kilómetros de Trípoli.
El EI controla buena parte de la ciudad que acabó siendo símbolo del gadafismo, Sirte, cuna y tumba, además, del dictador. Hace tres días los terroristas se hicieron con el control de una importante base aérea en el aeropuerto de esta ciudad. Los milicianos de Fajr Libia escaparon ante la llegada del EI.
Toma del aeropuerto
El gobierno de Trípoli afirma que va a intentar recuperar el control del aeropuerto de Sirte al tiempo que afirma que hay células durmientes del EI en la capital.
Mientras, la ONU sigue tratando de acercar posturas entre los dos ejecutivos libios. La comunidad internacional considera que romper esa barrera es el primer paso para poder abordar la pacificación de un país sumido en la más absoluta anarquía.
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