El partido de Renzi obtiene la victoria en las elecciones regionales según los sondeos
El primer ministro espera que las urnas confirmen el éxito de algunas de sus reformas
Son elecciones regionales, pero su resultado tendrá una relevancia nacional. Casi 22 millones de italianos estaban llamados a las urnas este domingo en siete de las veinte regiones italianas, y en 742 ciudades, 17 de ellas capitales de provincia. Curándose en salud, el primer ministro Matteo Renzi ha dicho que estas elecciones «no son un referéndum a favor o en contra de mí, son comicios locales y no tendrán ninguna consecuencia». En efecto, el gobierno no caerá, sea cual sea el resultado, aunque Silvio Berlusconi y el líder de la Liga Norte Matteo Salvini han declarado que Renzi debería dimitir si el primer ministro no obtiene una victoria clara. Si el resultado final fuera de seis a uno, es decir, seis regiones para el centro-izquierda, Renzi podría cantar victoria. Cinco a dos, será simplemente un buen resultado. Pero un cuatro a tres representaría un claro problema político para el primer ministro. Es decir, como en un partido de fútbol, el resultado final contará más que el porcentaje que totalizará cada fuerza política.
A nivel nacional, los últimos sondeos dan un 34,8% de los votos al Partido Democrático, un 22% al Movimiento 5 Estrellas, un 15% a la Liga Norte y un 11,8% a Forza Italia.
Optimismo de Renzi
Matteo Renzi ha hecho una campaña basada en la economía, dando una imagen optimista al señalar que la nación ha vuelto a crecer gracias a sus reformas. Algunos datos lo apoyan: El Instituto de Estadística acaba de confirmar que el Producto Interior Bruto ha crecido en el primer trimestre el 0,3 %, permitiendo al país salir de la recesión. Pero es un crecimiento débil y las autoridades monetarias siguen recomendando al gobierno italiano que debe continuar con su programa de reformas.
Renzi espera confirmar en estas elecciones el momento positivo de algunas de sus reformas y su buena relación con la opinión pública, que le llevó en las elecciones europeas de hace un año a obtener un resultado histórico: el 40,8%. Pero hoy son muchas las incógnitas. Matteo Renzi está intentando moldear el Partido Democrático (PD) bajo su absoluto control y, si no obtiene un buen resultado, el ala izquierdista minoritaria del PD lo celebraría con entusiasmo como prueba del fracaso de la política del primer ministro. En este sentido, la clave estará en Liguria, donde a la candidata de Renzi se ha opuesto una lista apoyada por un destacado disidente del PD, Pippo Civati, quien a comienzos de mayo abandonó el partido y fundó otro llamado Possibile, siguiendo la corriente de Podemos. Si Renzi gana en Liguria, comenzará el enésimo ajuste de cuentas con la izquierda del PD.
Numerosos «impresentables»
Campania ha centrado también la atención porque puede estallar una bomba política. El candidato del centro-izquierda, Vicenzo De Luca, exalcalde de Salerno, fue condenado por abuso de poder en el 1998 y la Comisión Antimafia del Congreso lo ha incluido en una lista de 17 «impresentables», una operación que ha sido vista como una venganza contra Renzi por parte de la presidenta de la citada Comisión, Rosy Bindi, de la minoría del PD. En caso de ser elegido, De Luca corre el riesgo de no poder ocupar el cargo.
Numerosos han sido los impresentables o personajes polémicos que han figurado en las listas, algunos implicados en escándalos de corrupción. Despierta gran interés comprobar la influencia que el caso de los «impresentables» tiene en las votaciones, en esta época de crisis, con la opinión pública muy sensibilizada en las cuestiones morales de la política y exigiendo la eliminación de los personajes corruptos. Naturalmente, las fuerzas populistas esperan aprovecharse de esta situación, particularmente la Liga Norte y, sobre todo, el Movimiento 5 Estrellas (M5E) de Beppe Grillo, quien pone a los partidos tradicionales la etiqueta de «ladrones».
Estas elecciones indicarán si el líder de Forza Italia, Silvio Berlusconi, puede jugar algún papel en la necesaria refundación del centro-derecha, hoy completamente fragmentado y sin liderazgo, o si para él ha llegado por fin la hora de la jubilación.