La reforma educativa abre otra crisis en el Gobierno de Hollande

Sindicatos de profesores de izquierda y derecha protestan hoy en las calles de Francia

La reforma educativa abre otra crisis en el Gobierno de Hollande afp

juan pedro quiñonero

El proyecto de reforma educativa del Gobierno de François Hollande se ha convertido en un campo de minas, una guerra escolar que sirve de crisol donde se funden todas las crisis de fondo del socialismo francés. Hoy están convocadas huelgas y manifestaciones de protesta, promovidas por los sindicatos de maestros y profesores mayoritarios, representando a más del 75% de los enseñantes franceses.

Se trata de una novedad radical: el sector social más próximo a la izquierda socialista se echa a la calle para protestar contra una reforma educativa que ha sido denunciada por el centro, la derecha y una mayoría significativa de historiadores e intelectuales. Pierre Nora, académico, uno de los más grandes especialistas en la historia y la identidad de Francia, comenta: «El proyecto es un reflejo fiel de una gran crisis nacional. El reflejo de una Francia que no sabe de dónde viene y no sabe dónde va».

En la misma línea se han expresado personalidades como Regis Debray, viejo compañero de viaje del Che Guevara, consejero personal de François Mitterrand, y Jean d’Ormesson, el patriarca de la literatura francesa de nuestro tiempo, liberal-conservador.

En el frente sindical contra la reforma educativa se encuentran todos los sindicatos mayoritarios, CGT, FO y CFDT, a los que se han sumado los sindicatos radicales, menos representativos pero muy a la izquierda.

Sangría de militantes

Las manifestaciones y huelgas de hoy han sido convocadas dos días antes del congreso del PS, el jueves, que Hollande, Manuel Valls y Cambadelis, secretario general del PS, esperan con inquietud. Tres años de gobierno socialista han desembocado en una sangría excepcional de militantes, que el vespertino «Le Monde» ha destacado a toda página, en su portada, con este titular: «La gran hemorragia de los militantes del PS».

Según «Le Monde», el PS ha perdido 40.000 militantes/cotizantes entre 2012 y 2014, pasando de 170.000 a menos de 131.000 «militantes activos». Esa hemorragia de varias decenas de millares de militantes es la consecuencia práctica del «desencanto», la «desilusión» y el «desinterés» de la militancia socialista hacia un Gobierno que es acusado de traicionar las promesas de un candidato a presidente que hoy es censurado severamente por más del 70% de la opinión pública.

Históricamente, los sindicatos de maestros y profesores fueron tradicionalmente simpatizantes del PS y los gobiernos socialistas. La reforma de la enseñanza concebida por la ministra del ramo, Najat Valloud-Belkacem, hija de un inmigrante marroquí, tiene mucho de revuelta corporativa contra un presidente y un Gobierno muy alejados de la sensibilidad y preocupaciones de sus principales electores.

Julien Dray, socialista histórico, viejo amigo personal de François Hollande, ha comentado la huelga y las manifestaciones de hoy lanzando una advertencia: «El presidente y su primer ministro debieran pensárselo muy mucho con esta reforma. Si no la corrigen o retiran corren el riesgo de atizar la revuelta y encontrarse con un millón de manifestantes, dentro de unas semanas».

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