Histórico apretón de manos entre Gerry Adams y Carlos de Inglaterra
Según documentos desclasificados de los servicios secretos, Adams habría sido en su día miembro del IRA, algo que siempre ha negado
El príncipe Carlos de Inglaterra ha estrechado la mano este martes con Gerry Adams en el que supone el primer encuentro con el líder del brazo político del desaparecido Ejército Republicano Irlandés (IRA) que asesinó a su tío abuelo en un atentado con bomba hace 36 años. El encuentro se califica de histórico, porque según documentos desclasificados de los servicios secretos, Adams habría sido en su día miembro del IRA, algo que siempre ha negado.
Ambos han intercambiado unas frases durante una recepción en la ciudad de Galway, en el oeste de Irlanda, un día antes de que el príncipe visite el lugar cercano en el que el IRA asesinó a Lord Louis Mountbatten en 1979.
Es el último de una serie de gestos de reconciliación entre Reino Unido y el Sinn Fein supone la primera ocasión en la que Adams se ve con un miembro de la familia real. El IRA puso fin a su lucha armada de 30 años contra la soberanía británica en Irlanda del Norte en 1998 en virtud de los acuerdos de Viernes Santo.
El Príncipe Carlos y su esposa Camilla, la Duquesa de Cornualles, iniciaron hoy una visita de cuatro días a la República de Irlanda y a Irlanda de Norte.
A pesar de negar públicamente su pasado como miembro del IRA, lo que sí es indudable es que Adams justificó en su día el asesinato en la hermosa costa de Mullaghamore de Lord Louis Mountbatten, tío y preceptor de Carlos, que estaba muy unido a él. Mountbatten, de 79 años en el momento del asesinato, veraneaba siempre en la zona y el IRA voló su barco de pesca. Murieron junto a él un nieto suyo de catorce años, un niño de la zona que iba en la embarcación y un adulto. Adams defendió la acción del IRA en su día, con ese repulsivo lenguaje ante la violencia que tanto recuerda al del aparato político de ETA: «El IRA ha dado unas razones claras para su ejecución. Con su historial de guerra, no creo que Mountbatthen hubiese podido objetar nada a lo que claramente es una acción de guerra. Sabía el riesgo que corría viniendo a este país».
Antes del encuentro de hoy, el dirigente republicano había caldeado la visita: «El Príncipe Carlos es todavía comandante en jefe del Regimiento de Paracaidistas del ejército británico, responsable de matar a muchos ciudadanos irlandeses». Aunque añadió que «también ha sido afligido por las acciones de los republicanos». Por su parte el Sinn Fein ha expresado su deseo de que la visita sirva como «parte del proceso para resolver pasadas injusticias y promover la reconciliación». Carlos visitará el lugar de la costa, de una gran belleza paisajística, frente al que fue asesinado su tío, atentado que recuerda una modesta cruz de madera.
Gerry Adams fue detenido hace justamente un año durante cuatro días en relación al asesinato por el IRA de Jean McConville, ocurrido en 1972 y jamás aclarado. Salió libre sin cargos. En los años 70 y 80, el IRA hizo desaparecer a casi una veintena de personas. Jean, una viuda protestante madre de diez hijos, acusada por los terroristas de actuar como delatora ante la policía, fue una de las personas borradas de la faz de la tierra. Hasta que en agosto del 2003 todo cambió. Los pronósticos más obvios se cumplieron por fin y su cuerpo baleado fue hallado en una playa de County Louth. Sus familiares llevaban años clamando por una investigación y acusando al IRA.
El encuentro del Príncipe Carlos y Gerry Adams no es de todas maneras el primero entre republicanos y la familia real. En 2012 la Reina Isabel y Martin McGuinness, por entonces vice primer ministro de Irlanda del Norte, se dieron la mano por vez primera en el teatro Lyric de Belfast, lo que se consideró un gran paso para cerrar heridas. Luego volvieron a verse dos veces más. La de hoy de Carlos es su tercera visita a Irlanda, tras las de 1995 y 2002. Es una visita importante para él, pues trata de recomponer su imagen tras la publicación por orden judicial la semana pasada de varias cartas en las que presionaba al Gobierno de Tony Blair, incumpliendo así su mandato de imparcialidad.
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